El capitán Carlos Alvarado Salazar dijo adiós a la Policía este jueves con una asignación especial.
Durante la tradicional pasada de la Virgen de los Ángeles, de la Basílica a la Catedral de Cartago, el oficial de la Fuerza Pública, Carlos Alvarado Salazar vivió momentos de mucha nostalgia.
A sus 63 años, ese operativo marcó el final de su carrera en la Fuerza Pública pues se acogió a su pensión. Estaba asignado a la delegación cantonal de Paraíso.
El capitán Alvarado laboró 30 años para el Gobierno, 27 de ellos en el Ministerio de Seguridad. Antes de que iniciara el recorrido de la Carroza, el oficial conversó con Noticias Columbia.
“Son muchos, muchos años de colaborar tanto en la romería, como en la actividad de la pasada. He tenido la oportunidad de laborar en diferentes delegaciones a lo largo y ancho del país. Gracias a Dios y a la Virgencita, me dan la oportunidad de concluir mis años de servicio acá en Cartago, en una época que es difícil por la seguridad del país pero también ya uno siente que ha cumplido la labor. Es importante que los que vienen ahí detrás de uno vayan asumiendo las responsabilidades”, dijo.
“Gracias a Dios me voy con la frente alto, sin cuestionamientos. Me siento tranquilo, conmigo mismo y que he brindado lo mejor de mí al servicio de las comunidades donde he trabajado.
Alvarado expresó que el uniforme azul de la Policía, que lució con orgullo, es parte de cada oficial, sin importar si está o no en servicio.
Ahora pensionado, quiere dedicar una parte del tiempo a dar asesorías a algunas empresas e instituciones en materia de seguridad pues tiene una especialización en Educación Policial de Carabineros de Chile.
En cuanto al descanso, su propósito es viajar, conocer muchos lugares de Costa Rica y también pasear en el extranjero.
“Voy a dedicarme un año sabático, para normalizar el cuerpo, para tranquiliza. Mi familia está contenta porque uno en este trabajo se pierde aniversarios, fiestas… todo se lo pierde por la necesidad del servicio policial. Ya es hora de dedicar ese tiempo a la familia”, expresó.
El capitán afirmó que, al finalizar su carrera, se queda con la satisfacción del deber cumplido, tanto en las situaciones de riesgo como en otras que no representaban peligro.
Durante el recorrido de la carroza que llevaba a La Negrita, Alvarado se encargó de acomodar a la gente a la orilla de la vía para evitar accidentes y también estaba atento a la coordinación con el resto de efectivos.
