Lejos de recibir un salario, los padres reciben una ‘ofrenda o subsidio’ por una tarea que, en todos los sentidos, es muy sacrificada. El monto que conoció ‘Columbia’ parece poco, pero para los sacerdotes la palabra ‘ganar’ implica mucho más que un simple monto, es pura vocación. Así subsiste un padre en nuestro país.
En ocasiones se especula sobre cuánto dinero recibe un sacerdote por ejercer su ministerio, y la realidad puede ser un poco distinta a lo que podríamos pensar.
En primer lugar, desde la Conferencia Episcopal nos indicaron que los sacerdotes no reciben un salario, sino una ofrenda o subsidio para sus gastos personales, además esto varía según la Diócesis a la que pertenezcan.
Adicional a esto cuentan con un presupuesto que cubre su manutención de lo que implica vivir en una casa cural.
Noticias Columbia conversó con un sacerdote que prefirió no revelar su identidad, él nos contó que en su caso y sus compañeros de Diócesis promedian los ₡150.000.
En las Parroquias donde hay un vehículo, se puede utilizar para diligencias personales debe pagar el combustible de su subsidio; si es para realizar visitas a las comunidades y tareas pastorales la gasolina se toma del rubro destinado a eso en el presupuesto.
Cuando se habla de ganar, no se trata solo de lo económico, sino también se gana en lo espiritual
El padre comentó que es importante señalar que “una gran mayoría de sacerdotes hemos hecho esto por una vocación, muchos tenemos otra profesión que, si fuera por una cuestión salarial, hubiéramos optado quedarnos en esa profesión; sé que hay educadores, odontólogos, abogados… lo que yo recibo, no es comparación con lo que recibía como educador, pero tampoco que se haga pensar que por recibir ₡150.000 somos los pobrecitos que vivimos como mendingando…”.
Agrega que con el aporte de la misma Iglesia con la vivienda y alimentación se compensa.
También contó que hay feligreses que conociendo esta situación en ocasiones se acercan y les regala alguna camisa, pantalón o incluso dinero en efectivo; esto lo agradecen, pero están conscientes de que no es la principal recompensa de su servicio.
Los sacerdotes sí cuentan con su debido seguro y cotizan para la Caja Costarricense de Seguro Social.
Cuando llega el momento del retiro, la Conferencia Episcopal les puede brindar un subsidio para que puedan tener una vejez digna, y en algunas diócesis tienen casas de retiro o apartamentos donde puedan vivir.
Muchos de los sacerdotes no dejan el servicio del todo pues en ocasiones realizan Misas u otros sacramentos.
