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Costa Rica es el país con más cierres totales en centros educativo: experto destaca consecuencias

Según datos de la Organización para el Desarrollo Económico (OCDE), presentados en el noveno Informe del Estado de la Educación, Costa Rica se encuentra en la cima de los países con más centros de educación cerrados en 2020, es decir, 175 días sin clases presenciales.

Además, en el año 2021, se contabilizaron 67 días sin asistencia física en centros escolares debido a la emergencia sanitaria del COVID-19.

A esto le sumamos los anteriores apagones educativos protagonizados por la huelga indefinida del 2018 y las huelgas intermitentes de sindicatos y protestas estudiantiles en el 2019, las cuales en conjunto duraron 6 meses.

Para el investigador del noveno Informe del Estado de la Educación, Dagoberto Murillo, los constantes cierres prolongados ocasionaron que existieran brechas de acceso a la educación a nivel de conectividad.

“Para el 2020-2021, nosotros reportamos que el país tiene importantes brechas de conectividad. Entonces, esta educación a distancia y luego la educación mixta, realmente no daban opciones iguales a todos; es decir, había un grupo de población que la estaba pasando peor”, indicó Murillo.

Además, el experto destacó que ya existían informes internacionales que evidenciaban problemas de lectura y matemáticas, sin embargo, la presencia de un plan remedial era inexistente.

“Ya teníamos problemas de competencia lectora, matemática y científica que hemos medido a niveles prepandemia. Lo que estamos señalando ahora es que a través de estos periodos de cierre, el desarrollo de esas habilidades se ha visto afectado. Lo que reporta el informe es que estos cierres hayan generado una pérdida equivalente a dos años de escolaridad. No tuvimos un plan remedial para el día después”, afirmó Murillo

Por otro lado, diferentes entes internacionales como la OCDE, el BID, la Unesco, el Banco Mundial y Unicef mostraron el impacto negativo que trajo consigo la ausencia de la presencialidad escolar. Las consecuencias más notorias fueron el aumento en la exclusión educativa y problemas graves en los grupos vulnerables, ya sea estudiantes con desventajas económicas, necesidades educativas especiales, sobreedad, migrantes, entre otros.

A su vez, Murillo especificó que los principales afectados por los apagones educativos son los infantes que asisten en los primeros años escolares.

“En las edades tempranas es donde hay más afectación porque es aquí donde se empieza a desarrollar competencias claves muy importantes para las trayectorias futuras. Por ejemplo: los procesos de escritura y lectura. Tanto es así que para esta novena edición se hizo un estudio sobre pobreza de aprendizaje, que es la capacidad que tiene un niño de 10 años para escribir y comprender un texto simple. De acuerdo con la percepción de los docentes, más del 60% dice que las personas no lo están logrando”, detalló el investigador.

Asimismo, Murillo añadió que las habilidades lectoescritoras se relacionan de una manera muy importante con otras, como las competencias matemáticas. Por ejemplo: existe un problema matemático de cualquier nivel, pero cuando se hace la respectiva lectura y no se comprende el enunciado, es imposible de resolver.

Según datos del informe los números de estudiantes por debajo de las competencias mínimas solo incrementan; la proporción pasa del 25% a casi el 40% en habilidades de escritura en tercer año.

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