Según especialistas, esto se debe a desaliento ante la impotencia de no encontrar un trabajo. Además, podría ser parte de problema con la inseguridad.
Unas 224.000 personas quedaron fuera de la fuerza laboral en el último año, según datos de la última Encuesta Continua de Empleo, presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
En el informe, se detalla que la fuerza de trabajo, la cual incluye a personas que están laborando o buscando empleo, pasó de unas 2.450.000 personas en el trimestre de julio, agosto y setiembre del 2022, a 2.226.000 en el mismo periodo de este año.
Eso sí, el estudio también desprende que el desempleo siguió su tendencia a la baja y se ubicó en un 8.1%, es decir, disminuyó 0.7 puntos porcentuales.
Sin embargo, para el economista Leiner Vargas, esto no se debe a un mayor aumento en el número de puestos de trabajo.
“Tenemos una tasa neta de participación que cae en 1.5 puntos porcentuales. ¿Qué significa eso? Que tenemos más gente saliendo de la población económicamente activa y, por lo tanto, efectivamente la proporción de empleado a población disponible para trabajar disminuye, haciendo este efecto en la tasa de desempleo”, mencionó el especialista.
De igual manera, Vargas detalló que esta situación puede explicarse por el desaliento que tiene la población de seguir buscando un empleo, especialmente en el caso de las mujeres.
“Esto significa que hay más personas saliendo de la población económicamente activa, ya sea desde el punto de vista de que se pensionan, un porcentaje, o que están, efectivamente, desalentados y no encuentran trabajo, entonces dejar de buscarlo. Ahí tenemos un problema serio, pero eso es todavía más grave en el caso de las mujeres, donde la tasa neta de participación pasa de 42.4% a 40.5%. Es decir, estamos hablando de 1.9 puntos porcentuales y eso significa, en el caso de las mujeres, que la tasa de desempleo baja del 11.1% al 9% de la población femenina, pero en realidad lo que está ocurriendo es que hay más mujeres desalentadas”, explicó el economista.
Para Vargas, el problema con el estancamiento en el número de empleos es caldo de cultivo para situaciones que comprometen el tema de la seguridad.
“Por un lado, porque las personas desempleadas podrían caer en manos de la facilidad que representa, por ejemplo, el tráfico de drogas o podrían caer en manos de las bandas criminales asociadas con robos, asaltos y demás elementos de violencia. Además, es evidente que en el caso de las mujeres la situación es mucho más angustiante y, por supuesto, la situación es mucho más grave en aquellos cantones y en aquellas regiones donde, ya de por sí, el desempleo no es la media nacional porque, efectivamente, la media nacional está forzada por lo que pasa, sobre todo, en el Valle Central”, añadió el experto.
Por su parte, el también economista, Luis Paulino Vargas, señaló que uno de los problemas que enfrenta el país para generar empleo es que la mayoría de estos vienen de las zonas francas y estos son insuficientes.
“Hay un crecimiento económico bastante dinámico, pero este crecimiento económico está siendo empujado por la inmersión de grandes corporaciones en zona franca y esta inversión de estas corporaciones en zona franca solamente genera una cuota muy reducida de empleos. Podemos reconocer y alegrarnos de que, en general, son empleos mejor remunerados y eso es una dicha, pero son muy poquitos, son muy insuficientes frente a las necesidades del empleo que Costa Rica tiene”, mencionó Vargas.
Finalmente, el economista aseguró que para reactivar la generación de empleo, es necesario que el Gobierno ejecute una serie de políticas públicas.
“Habría que empezar por tratar de que el dólar no baje más, que por lo menos no baje más, que se quede estabilizado donde se encuentra. Eso como mínimo, pero hay que aplicar políticas de generación de empleo para crear trabajo lo más rápido posible. Eso solamente es posible a través de políticas públicas expansivas. El Gobierno tiene que tomar el liderazgo en eso, para estimular la economía a través de la inversión pública y a través de diversos programas de apoyo, sobre todo a pequeñas empresas. Habría que repensar, incluso, la política fiscal que se está aplicando, porque la política fiscal de austeridad está contrayendo al mercado interno”, agregó Vargas.
