En el minuto 118 el travesaño rechazó dos disparos consecutivos al Deportivo Saprissa, con los que el marcador global habría quedado 6 a 6 y el clasificado a los octavos de final se habría definido desde el punto de penal. Pero no, el horizontal dijo que no y el Philadelphia Union heroicamente, con un hombre menos, derrotó al borde del infarto a un “Monstruo Morado” de dos caras: Potente en ataque, blandengue en defensa y portería.
Con las botas puestas, sin bajar los brazos, blablablá, sí, pero bajo tierra de todas maneras. Después de ganar en los 90 minutos 2 a 3, igualando la serie a cinco tantos, Saprissa cedió un gol inconcebible en el primer tiempo extra. El rival tenía solo diez hombres tras la expulsión del inglés Elliot y aún así cayó la anotación decisiva en un tiro de esquina por bajo, ¡por bajo!, que ni Kevin Chamorro ni sus zagueros atinaron a despejar y aprovechó Mikael Uhre para sentenciar.
Lo de después fue lo consabido. Philadelphia Union se atrincheró y Saprissa no pudo empatar de nuevo, aunque la tuvo en ese maldito minuto 118, cuando al larguero no le dio le gana dejar que el cabezazo de Ariel Rodríguez ni el contrarremate de Kendall Waston traspasaran la línea.
Obligado a buscar goles tras perder en su “Cueva”, 2 a 3, el Saprissa no se encapsuló a soportar metralla ni mucho menos, jugó con líneas adelantadas y al 13′ se puso en ventaja, con penal recibido por Javon East y capitalizado por Luis Javier Paradela.
Empero, esa apertura táctica la aprovechó Philadelphia Union para hacer no uno, sino dos goles, por parte de Julián Carranza (17′) y Quinn Sullivan (26′).
La adversidad lejos de ablandar al Saprissa lo envalentonó todavía más. Warren Madrigal hizo el 2-2 al 28′, tras córner de Mariano Torres que el “Comandante” Escobar bajó sobre segundo palo.
Entonces sí, sabiendo que estaba a solo un tanto de empatar a cinco goles el global y obligar al alargue, la “S” bajó un poco la intensidad, a fin de alistarse para tratar de resolver la serie en el complemento.
La esperanza se acrecentó en el complemento, cuando la “S” se apropió del balón y el mejor fútbol deparó el 2 a 3, obra de Mariano Torres mediante primoroso tiro libre, un zurdazo meteórico a media altura, entre el vertical derecho y el guante de Oliver Semmle.
Vino la expulsión de Elliot y la esperanza que se infló hasta estallar con el gol de Uhre y el infeliz travesaño, héroe local, villano para los tibaseños.
En octavos de final el Philadelphia Union enfrentará al Pachuca de México.
