“Yo me dije ‘me muero jugando entonces’ (…) Si ese día mi corazón no respondía, tenían que hacerme una cirugía o un trasplante de corazón, no podría volver a jugar fútbol”. Adonis Pineda nunca había sido tan abierto en un programa. Seguramente siempre quiso que se le juzgara por su trabajo en portería, y no por su vida personal. Empero, este viernes en VIS10N dejó conmovidos y asombrados no solo a sus entrevistadores, Andrey Campos y Atim Rooper, sino a los oyentes de Radio Columbia.
El portero titular de Sporting FC estuvo de invitado en el programa VIS10N en Radio Columbia y esta vez no todo fueron risas y anécdotas chistosas. Adonis Pineda conmovió a los oyentes. Reveló una parte de su vida hasta ahora desconocida, la de carencias económicas y un problema de salud que casi, casi se atraviesa entre él y su sueño de dedicarse al fútbol.
“Yo estuve enfermo del corazón cuando era pequeño, mi corazón no se desarrolló, mi cuerpo era bastante grande y mi corazón era muy pequeño por desnutrición, por situaciones de la vida, mi familia nunca fue gente de plata, tampoco era que pasábamos hambre, sí había arroz y frijoles, eso se comía. Ya después muchas cosas en la familia me afectaron, tras de que no me gustaba la comida, porque no me daba apetito, había situaciones en la familia que me afectaron mucho”, relató el arquero titular de Sporting FC.
Desmayarse fue parte de su niñez: “yo llegaba a distintos lugares y me desmayaba, un día me desmayé como 2 o 3 horas y no me despertaba, yo le dije a mi mamá que tenía sueño y después ella intentaba despertarme y nada, me llevó a la clínica y yo me desperté en una camilla, después me pasaron al Hospital de Nicoya y nos dijeron que no sabían qué era, que nos iban a trasladar al Hospital del Niños, viajábamos todos los meses a San José”, amplió el guardavallas de 26 años de edad.
Estuvo cerca de no volver a jugar fútbol; “tenía que alimentarme y tomarme algunos medicamentos, ya después me hicieron una prueba de fuerza, pasar saber si el corazón se había desarrollado lo necesario, si ese día mi corazón no respondía, tenían que hacerme una cirugía o un trasplante de corazón, no podría volver a jugar fútbol. Yo me dije ‘me muero jugando entonces’. Al final hice la prueba y me dijeron que todo había salido bien y me dijo que no iba a poder ser un jugador de campo, yo le decía al doctor que no pensaba jugar de portero”, recordó el mundialista sub20 en Corea del Sur 2017.
Dada la complicación en su corazón, el padrastro le inculcó ser portero, considerando quizá que era tenía que correr menos distancias y no sería tan riesgoso; “tuve una complicación de salud, mi padrastro (es portero) no jugó ni en primera, ni en segunda, pero a el le gustaba la ‘mejenga’ y un día me dijo que me pusiera de portero y yo le dije que eso no me gustaba, a la siguiente semana teníamos ‘mejenga’ y no llegó el portero, entonces yo atajé, le dije que solo por hoy, me dieron unos guantes prestados y atajé. Mi padrastro fue el que me empezó a formar”.
