Una exposición constante a alto ruido de fuegos artificiales puede provocar afectaciones, incluso de largo plazo, en las mascotas.
Miles de costarricenses celebran, tanto en Navidad como en Año Nuevo, con fuegos artificiales.
Pese a que muchas personas disfrutan con estos, las mascotas podrían verse afectadas debido al ruido emitido por la pólvora, el cual los expone a una serie de problemas.
Según el médico veterinario, Diego Jiménez, el alto sonido provoca un aumento en los niveles de cortisol, conocido como la «hormona del estrés», en las mascotas.
Esto puede generar aceleración en su ritmo cardíaco, aumento de la presión arterial e hiperventilación y jadeo.
Además, el experto detalló una serie de afectaciones en el largo plazo ante una prolongada exposición a altos niveles de estrés.
«La exposición recurrente al estrés causado por el ruido de la pólvora y la liberación constante de cortisol puede generar efectos negativos a largo plazo en las mascotas. Cuando los niveles de cortisol permanecen elevados de forma crónica, esto puede ocasionar supresión del sistema inmunológico, que hace que las as mascotas puedan volverse más susceptibles a infecciones y enfermedades. Además, alteraciones metabólicas, que puede llevar a aumento de peso, acumulación de grasa abdominal o incluso pérdida de masa muscular debido al catabolismo. De igual manera, un ritmo cardíaco elevado constante puede aumentar el riesgo de hipertensión y otras enfermedades cardíacas», explicó Jiménez.
Ante esto, el médico veterinario brindó una serie de recomendaciones para ayudar a las mascotas ante el ruido que pueda generarse en las comunidades.
- Preparar un ambiente seguro: Crear un espacio tranquilo, alejado del ruido, con sus objetos favoritos, música relajante o ruido blanco.
- Desensibilización y contra-condicionamiento: Entrenar con sonidos de pólvora a bajo volumen para que se acostumbren gradualmente (esto debe hacerse meses antes, no de inmediato).
- Evitar refuerzo negativo: No regañar ni castigar a la mascota por estar asustada, ya que aumenta su estrés.
- Supervisión constante: Nunca dejarlos solos si tienen miedo extremo, ya que podrían intentar huir, lastimarse o escapar.
- Consultar al veterinario: Si los episodios de ansiedad son severos, un profesional puede indicar un tratamiento más específico.