Así lo describen religiosos y personas que lo conocieron. Recuerdan su insistencia en tener mucha cercanía con las comunidades. Escuche aquí las entrevistas.
La Catedral Metropolitana fue el sitio que congregó este lunes a decenas de fieles católicos y autoridades de la iglesia para dar el último adiós al arzobispo emérito de San José, Hugo Barrantes Ureña, quien falleció el sábado 28 de setiembre a sus 88 años de edad.
A la misa de honras fúnebres, que se efectuó a las 10 de la mañana asistieron obispos, obispos eméritos, sacerdotes, diáconos, amigos y familiares.
Monseñor Barrantes era oriundo de Pérez Zeledón. En ese cantón fue párroco en la localidad de Palmares. También en Buenos Aires y en la Zona de Los Santos. Fue el primer obispo de la Diócesis de Puntarenas y el sexto Arzobispo de San José.
Noticias Columbia conversón con autoridades de la Iglesia Católica y otras personas que conocieron de cerca a monseñor Barrantes.
El actual arzobispo de San José, monseñor José Rafael Quirós, afirmó que fue un hombre profundamente creyente, que siempre quiso responder al amor de Dios y a las exigencias del evangelio.
«Se manifestó transparente, no necesitaba aparentar nada, fue muy sincero y espontáneo. (…) Su ministerio lo vivió no desde el poder meramente temporal sino desde el servicio al Señor y a la Iglesia», dijo.
Quirós recordó Barrantes compartía con la gente sencilla y que recorrió caminos de las comunidades donde trabajaba.

El obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, monseñor Manuel Eugenio Salazar, expresó que monseñor Barrantes fue «un gran pastor, gran sacerdote, visionario, con sentido de misión y evangelización».
«Conocía los problemas nacionales, colaboró a su solución. Varios políticos, que mejor me reservo el nombre, quisieron doblegarle el brazo y no se agachó, no se dejó», destacó. Salazar le reconoció su posición en busca de la disciplina eclesiástica y en las finanzas.

El padre Sergio Valverde, recordó que monseñor Hugo Barrantes lo apoyó hace más de dos décadas en el proceso de fundación de la Asociación Obras del Espíritu Santo, una organización que ha crecido notoriamente para ayudar a niños, niñas y jóvenes en riesgo social.
«Fue quien me animó. Yo tenía la intención pero sin la bendición del obispo no podía. Yo solo me acerqué un día y le insinué que quería hacer una obra y me dice: ‘pues hazte una asociación’ y me dio la bendición y ahí nació esa semilla», relató.

Félix Barrantes, hermano del arzobispo emérito de San José, destacó la huella que el religioso dejó en las comunidades.
«Porque su labor no solamente fue desde el punto de vista religioso sino que en Buenos Aires fue el que influyó en la creación del colegio, la Cruz Roja… la iglesia hubo que construirla… él se realizaba», recordó.
Barrantes mencionó que a su hermano le habían pedido que trabajara en el Seminario pero que le encantaba ser párroco. «Hizo lo que le gustaba», añadió.

El exdiputado y excandidato presidencial Ottón Solís, comentó que era amigo de monseñor Hugo Barrantes y además los unía el ser de zona rural y hasta una línea de parentesco.
«Era una persona muy espiritual, con una paz interna muy especial, un liderazgo enorme, deja una huella muy grande», resaltó.
Un detalle curioso es que, a pesar de la amistad, al ser estar Solís en la política, tuvo diferencias de criterio con Barrantes.
«Lo primero que hacíamos era saludarnos como parientes… porque hubo controversia (…) pero él tenía, contrario a otros clérigos, una forma de dialogar que le obligaba a uno a respetarlo y a pensar mucho lo que afirmaba», dijo.
