Alex Solís, excontralor general de la República y promotor de un referéndum en 2016 para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, conversó con Noticias Columbia sobre la necesidad de hacer este llamado.
La intención de convocar una Asamblea Nacional Constituyente en Costa Rica no es nueva.
Ya en el 2016, un grupo de costarricenses, entre los que destacaba el excontralor general de la República, Alex Solis, intentó recolectar firmas para realizar un referéndum y que la ciudadanía votara si estaba de acuerdo o no con esta convocatoria.
Sin embargo, poco después, tanto el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), como la Sala Constitucional, rechazó esta vía para llamar a una Asamblea Nacional Constituyente.
Noticias Columbia conversó con Solís sobre la idea que ha surgido en las últimas semanas para esta convocatoria.
El excontralor explicó en qué consiste esta asamblea y cuáles son sus funciones.
«La Asamblea Constituyente es un órgano colegiado, muy parecido a la Asamblea Legislativa, pero que tiene por competencia única y exclusivamente reformar una Constitución Política o producir una nueva. La última vez que en Costa Rica se convocó una Asamblea Constituyente fue en 1949, precisamente, para que promulgara la Constitución que nos rige actualmente. La última vez que se produjo un intento en nuestro país para tales propósitos fue en el 2016», detalló el excontralor.
Solís indicó que, en 2016, cuando se intentó la convocatoria vía referéndum, hubo una gran aceptación por parte de los costarricenses.
De igual manera, cuestionó la decisión de la Sala Constitucional de vetar esta posibilidad.
«Lo que se quería era que el pueblo, mediante una votación referendaria, aprobara la ley que convoca la Asamblea Constituyente. Visitamos todo el país, recogimos más de 100.000 firmas, obtuvimos más de 60 acuerdos municipales en favor de la convocatoria de la Asamblea Constituyente; sin embargo, una acción de inconstitucionalidad estableció que el pueblo no podía convocar la Asamblea Constituyente. Por cierto, es una sentencia muy criticable porque castró, literalmente hablando, las posibilidades de participación del pueblo en la decisión más importante que se puede tomar en un país, ¿Cuál es? La de convocar, precisamente, la Asamblea Constituyente», manifestó Solís.
Según el excontralor, es necesario cuestionarse si la actual Constitución Política responde a las necesidades, demandas, principios y valores que tienen los costarricenses para determinar el momento en el cual debe convocarse una Asamblea Nacional Constituyente.
«Nosotros venimos, como país, desde la década de los años 70, del siglo pasado, hablando una vez sí y otra también sobre la necesidad de convocar una Asamblea Constituyente y no ha sido posible porque, precisamente, ha imperado, lamentablemente, hasta el día de hoy la idea de que es peligroso convocar una Asamblea Constituyente, la idea de que no estamos preparados o que convocar una Asamblea Constituyente es como abrir una caja de Pandora. Todos son criterios falaciosos porque si hay un país que está preparado para realizar su Constitución Política mediante un procedimiento seguro, participativo, inclusivo, igualitario y no discriminatorio es Costa Rica, dada nuestra tradición democrática», destacó el exjerarca de la Contraloría General de la República (CGR).
Finalmente, Solís lamentó que la actual Constitución Política de 1949, inspirada en la de 1871, no cumple con las demandas que tienen las personas en la actualidad.
«Existen profundas diferencias entre la Costa Rica de 1949 y la Costa Rica del año 2024. Las instituciones políticas que nos rigen han perdido, en muchos sentidos, su capacidad de respuesta a los problemas del país. Piénsese, por ejemplo, en el Poder Judicial. Nuestra justicia es de lo más lenta, en perjuicio de los ciudadanos, en perjuicio de las finanzas públicas. La Asamblea Legislativa es lenta, no legisla con la prontitud que demandan los tiempos actuales. El Poder Ejecutivo es disperso, sin capacidad, sin autoridad. Los ministros no tienen competencias especializadas, asignadas a nivel constitucional. Nuestro régimen municipal es débil. Hay que hacer reformas para fortalecer el sistema de partidos políticos», añadió Solís.