Según Informe Mundial de la Felicidad 2025, países nórdicos encabezan ranking de naciones más felices del año.
Costa Rica se ubicó como el sexto país más feliz del mundo y el primero en Latinoamérica, según el reciente Informe Mundial de la Felicidad 2025.
Este es un estudio anual que clasifica a los países según el nivel de felicidad de sus habitantes y existe desde el 2012. Es elaborado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en colaboración con instituciones académicas.
Como parte de la metodología del informe, se utilizan elementos como el PIB per cápita, el apoyo social, la libertad para tomar decisiones, la esperanza de vida saludable, el apoyo social, la generosidad y la percepción de la corrupción.
La coordinadora de la extensión de Psicología en la Universidad Hispanoamericana (UH), Génesis Mesén, explicó que la felicidad tiene particularidades como que es fluctuante y se relaciona con el bienestar.
«La felicidad es implica muchos elementos, no solo que yo tenga éxito académico o porque tenga éxito profesional. La felicidad implica suplir las necesidades básicas, implica elementos sociales, como la familia o pareja, que yo puedo desearla como puede que no, o sea, yo puedo ser feliz sin tener una pareja. En realidad, la felicidad es algo muy grande, muy abstracto; no podemos decir que no somos felices solo porque hoy nos pasó algo que es desagradable, porque se nos murió un familiar o porque no conseguí el trabajo deseado o alguna situación. La felicidad es muy fluctuante, nosotros podemos sentirnos bien con nosotros mismos en este en este momento, hoy, pero mañana puede que no», destacó Mesén.
Los países que superaron a Costa Rica en el ránking son Finlandia; que lleva 8 años seguidos en primer lugar, Dinamarca, Islandia, Suecia y Países Bajos.
Dentro del top 10, únicamente Costa Rica (6) y México (10) pertenecen a la región latinoamericana.
Según Mesén, a diferencia de otros países de la región, en Costa Rica existe un bienestar debido a la inversión social.
«A la par de otros países de Centroamérica, acá se invierte, aunque hay muchas quejas sociales a nivel de lo que es inversión en salud, inversión en educación. A pesar de eso, siempre es de los países que más invierte en estas áreas de la sociedad, donde las personas son más alfabetizadas que en otros países de Centroamérica. Entonces, eso probablemente hace que nuestro nivel de felicidad aumente y eso implica mayor acceso a una situación socioeconómica más elevada que en otros países de Centroamérica o de Latinoamérica», afirmó la coordinadora.
La experta señaló que una disminución en inversión social podría derivar en una caída en este indicador de la felicidad, debido a su impacto en la salud.
«Que el país dejara de invertir en salud, en educación, en bien social y, por ejemplo, en parques recreativos, eso implica que las familias pueden salir, ya sea llevar a sus niños a espacios recreativos, que los niños dejan de tener acceso a una educación gratuita, por ejemplo, o el acceso a salud pública también. Si se deja de tener acceso a estos servicios básicos de salud, de educación y recreación, que es realmente importante, eso nos hace pues peor calidad de vida y mejor calidad de vida significa mayor salud», añadió Mesén.
El vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional (UNA), Guillermo Acuña, afirmó que existen riesgos latentes en el país que podrían disminuir la felicidad de los costarricenses.
«Hay muchos riesgos, ahora mismo, en Costa Rica. El tema de la violencia me parece que es un elemento, el tema de la criminalidad. El tema de la ausencia de proyecto colectivo, de la percepción de cierta impunidad y de la percepción de que al país podría estarlo gestionando o administrando ciertos grupos que no necesariamente son grupos legítimos. Eso, de alguna manera, nos podría pasar factura», detalló el académico.
Finalmente, la psicóloga de Radioterapia Siglo XXI, Vera Campos, aseguró que el aumento en el estrés financiero y una crisis de salud mental también son riesgos latentes que podrían afectar la felicidad.
«Tanto la inflación como el desempleo y la desigualdad económica pueden generar altos niveles de preocupación financiera en la población, lo que viene a afectar de una manera negativa el bienestar. Otro riesgo podría ser la presión sobre los sistemas de salud y el sistema educativo, ya que si no se mantiene la calidad y el acceso a estos servicios podrían disminuir la satisfacción y especialmente en poblaciones que son mucho más vulnerables. Uno de los riesgos que, en realidad, me parece que está en aumento y en el que nos tenemos que enfocar muchísimo es en el aumento de problemas de salud mental. El estrés, la depresión y la ansiedad están en aumento a nivel global. Si no se abordan de una forma adecuada podría impactar negativamente la felicidad de la población», destacó Campos.