Expertos en la materia de puentes en nuestro país enfatizan que son obras con una complejidad alta, y cuya gestión forma parte de los aspectos de riesgo en la gestión de los proyectos de infraestructura
En el lapso de un mes estarán listas las ofertas de las empresas interesadas en la construcción del corredor vial que comprende entre el cruce de Barranca y Limonal de Abangares, tramo final de modernización de la ruta 1 Interamericana Norte para conectar con la provincia de Guanacaste.
De acuerdo con el cartel de licitación mayor disponible en el Sistema Integrado de Compras Públicas el próximo 29 de mayo se cumple el plazo otorgado por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes para la recepción de las ofertas.
Sin embargo, en el último documento resolutivo existente en la plataforma del Sicop, queda enfatizado las obras de carácter mayor que deberá realizar la empresa, y en particular un total de 21 puentes entre vehiculares y peatonales.
Las obras están divididas para que, en el tramo entre el cruce de Barranca con la Interamericana, y esta con el cruce de la ruta nacional 132 en San Gerardo de Chomes deberán haber 7 puentes vehiculares y 5 de carácter peatonal; todos sobre la vía principal.
Posteriormente entre el cruce de San Gerardo de Chomes y Limonal de Abangares deberán construirse un total de 4 puentes vehiculares y 5 puentes peatonales.
El coordinador del Programa de Ingeniería Estructural o Unidad de Puentes del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), Julian Trejos explicó que sin duda alguna este tipo de obras incrementa el nivel de complejidad de las obras de cualquier obra de infraestructura pública.
«Tiene muchas condiciones, y es muy importante que en la construcción presenta mucha complejidad, como usted lo menciona, una de ellas es pues ciertamente se trabaja en los bordes de un talud y estos están en el paso de las quebradas y los ríos. En lo que respecta a un proyecto como Barranca Limonal donde se retomará las obras, es muy importante entender cuál es, primero que todo, el estado en que se quedaron las mismas, y por otro lado ¿qué elementos estructurales ya se construyeron y cuál es su estado de actual», explicó el ingeniero especialista en el área y vocero de la entidad de carácter técnico.
Otro de los aspectos que señala Trejos es justo por las estructuras que ya están construidas, y que requerirán una modificación o adaptación en los espacios de construcción ya establecidos en la ruta.
Dentro de las descripciones que el MOPT ofrece sobre los trabajos a desarrollar, especifica con claridad que la vía principal, donde además están ubicados la cantidad de puentes en que deberá trabajarse corresponde con la rehabilitación de la vía existente a dos carriles, y la construcción de otra de mismas características, lo cual hará que los puentes deban ampliarse.
Trejos añadió que desde una perspectiva de gestión de riesgos, la construcción y el diseño de puentes representa uno de los aspectos a considerar en el desarrollo de una obra de infraestructura.
«Es uno de los elementos que podría fácilmente decir tiene muchos riesgos. También los vemos en nuestros caminos de montaña donde se observan los taludes que son un elemento de bastante riesgo, y evidentemente los puentes también lo son. En especial porque no es lo mismo construir la superficie de rodamiento de una carretera a un puente, que claramente necesitará más tiempo, recursos y análisis específicos, pues es una estructura frágil por el estado de ubicación de los mismos», explicó Trejos.
El Ministerio enfatizó que los puentes existentes actualmente en la ruta deberán demolerse, es decir que la nueva ruta de 48 kilómetros de distancia tendrá sí o sí estructuras completamente nuevas.
