Desde el 2021 Costa Rica se está enfrentando a un panorama de ultra baja fecundidad.
El envejecimiento de la población en el país podría representar una oportunidad para la educación.
Desde el 2021, Costa Rica se está enfrentando a un panorama de ultra baja fecundidad, que sucede cuando se llega a un promedio de 1,3 hijos por mujer; sin contar a las ciudadanas extranjeras, el promedio de fecundidad de la mujer costarricense baja a 1,1 hijos.
En entrevista con Noticias Columbia, el investigador, economista y demógrafo Luis Rosero explicó que esto se enmarca en dos posibles escenarios: el espejismo (los jóvenes posponen su paternidad por sus proyectos de vida) o la realidad (los jóvenes ya no quieren tener hijos), el más preocupante.
¿Qué va a pasar con la población en general en Costa Rica?
Según explica el demógrafo, en el escenario de ultra baja fecundidad (el realista), la población de Costa Rica va a crecer durante una década muy lentamente y va a llegar a un máximo de alrededor de 5,3 millones de personas, se va a mantener así unos 10 años y después caerá.
“El país, en cuestión de 20 o 30 años, para llegar al año 2070, perderá unos 800.000 habitantes, para llegar a una población de 4,4 millones de habitantes y cayendo”, agregó Rosero.
En el escenario de espejismo, esto ocurriría más tarde y a niveles un poquito más altos de población, según el experto.
A criterio de Rosero, el crecimiento poblacional podría variar dependiendo del rango de edad: juventud, adultez y adultos mayores.
En el caso de la niñez, el investigador manifestó que en el 2022 llegó a un máximo de poco más de un millón, mientras que en la actualidad supera los 800 mil, y podría llegar a los 300 mil niños en 50 años.
Impulso a la educación
Sin embargo, aunque para muchos puede ser catastrófico, para el investigador es una oportunidad para mejorar la calidad de la educación.
“Es importantísimo que el país aproveche esta oportunidad para mejorar la calidad de la educación, y así generar adultos con una mejor formación y con capacidades para defenderse en la vida; puede servir de excusa para que algunos políticos quieran recortar los presupuestos a la educación, eso sería un error garrafal, más bien lo que convendría es seguir con los mismos presupuestos, pero para una población mucho menor”, indicó Rosero.
Erika Vázquez, decana del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la Universidad Nacional, coincide con el demógrafo.
La especialista considera que el envejecimiento poblacional y la baja natalidad representan grandes oportunidades para la educación, sobre todo para mirarla como inversión y no como gasto.
“Entre menos estudiantes mayor individualizada la atención y se dan mayores oportunidades de enseñanza y aprendizaje, esto sería una oportunidad, el tener grupos más pequeños con mobiliario diferente al que estamos acostumbrados a ver, que dé oportunidades de desarrollar otro tipo de estrategias, otros apoyos en el aula, brindar mayor cantidad de materias o asignaturas en el currículum, tenemos que ofrecer un currículo integral”, explicó la decana.
En la misma línea, la vicedecana del CIDE, Susana Jiménez, se refirió a las oportunidades para fomentar una educación integral, sobre todo en el contexto actual de violencia e inseguridad.
Por ello, resaltó la importancia de contar con mayores recursos.
“Teniendo más recursos en lugar de excluir centros educativos, por ejemplo del nuevo programa de tecnologías, más bien podríamos ofrecer currículum completo en toda Costa Rica, tener otros formatos y tener los recursos y el equipamiento para que las tecnologías estén transversalmente presentes como un recurso más para el desarrollo de todo el currículo, tanto académico como también para el desarrollo de habilidades personales”, concluyó la vicedecana.
