Según el estudio realizado por el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional, la población considera que el fenómeno encarece el costo de la vida, afectando a la población local
Aunque existe una percepción mayoritariamente positiva sobre el aporte de residentes extranjeros en Costa Rica, la ciudadanía sí identifica con claridad actividades que contribuyen al proceso de gentrificación en zonas costeras y al interior del país.
La gentrificación es un proceso de renovación y reconstrucción urbana que se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta que suele desplazar a los habitantes más pobres de las áreas de intervención. Esta definición fue acuñada por ONU Hábitat en el 2022.
Un 86,8% de los ciudadanos está de acuerdo con la afirmación de que estos residentes extranjeros “se están apropiando de terrenos en zonas costeras”. Asimismo, un 78,1% piensa que “se están apropiando de terrenos al interior del país”, mientras que un 76,9% opina que “encarecen el costo de las propiedades, afectando a la población local”.
Incluso, para dos terceras partes de la muestra (66,2%) el fenómeno de la gentrificación “encarece el costo de la vida, afectando a la población local”.
Estas y otras afirmaciones, relacionadas con las características de estos residentes, se incluyeron en el estudio de Percepción Nacional sobre los Residentes en Costa Rica, procedentes de Estados Unidos, Canadá y Europa. Lo realizó el programa Migraciones, Cambio Social e Identidades, del Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (UNA).
“En general se tiene una percepción del papel que están jugando especialmente en actividades como la compra de territorio costarricense y la afectación que ello conlleva. Se resaltan las zonas costeras donde los datos demuestran que Guanacaste presenta el porcentaje más alto de viviendas desocupadas de todo el país, con 19,4%”, indica el informe.
En esa línea, un 82,4% de la población encuestada considera que “Costa Rica necesita una ley que regule la venta de terrenos de alto valor escénico”.
“Esto afecta especialmente porque las comunidades pierden su sentido de unidad y pertenencia para transformarse en lugares de paso por temporadas, ya sea por tener el inmueble en plataformas de alquiler como Airbnb o Booking y de esta manera propiciar que muchas comunidades vayan perdiendo su papel histórico de apoyo y convivencia de los vecinos, que es una característica de las zonas azules”, concluye el estudio.
De hecho, la ciudadanía (en un 56%) identifica a Guanacaste como la provincia con una mayor concentración de personas provenientes de Estados Unidos, Canadá y Europa. Muy de lejos aparecen San José con un 20,7% y Puntarenas con un 13,6%.
Aunque denotan preocupación por este fenómeno, un 68,8% mencionó que no conoce de la existencia de una zona azul en el país. Solo tres de cada diez encuestados sí la reconocen, y de ellos, el 91,7% sabe que en territorio costarricense existe una de las cinco zonas azules reconocidas en el mundo.
Incluso, un 47,6% la ubica en el cantón de Nicoya, mientras que un 41,2% la relaciona con la totalidad de la provincia de Guanacaste. Un 11,2% dijo desconocer donde se encuentra.
A pesar de lo anterior, un 73,9% percibe que los extranjeros procedentes de Estados Unidos, Canadá y Europa sí tienen interés en integrarse a la sociedad costarricense. Este porcentaje sube a un 82,7% al afirmar que efectivamente ellos se integran en aspectos sociales, económicos y culturales.
Los aportes más importantes que realizan al país, según la percepción ciudadana, son la de “protección al medio ambiente” (así opina el 85% de los encuestados en distintos grados), en “el consumo de productos bienes y servicios” (82,8%), en el “intercambio cultural” (89,5%) y en la “generación de empleo” (86,7%).