Moscú, 19 nov (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó hoy una nueva doctrina nuclear que permite respuestas con armamento nuclear ante ataques convencionales que amenacen la soberanía de Rusia y Bielorrusia.
«La decisión sobre el uso de armamento nuclear la toma el presidente de la Federación Rusa», señala el documento, en alusión a Putin, quien es también comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

La doctrina, que sustituye a la promulgada en 2020, autoriza un ataque nuclear en caso de que el ataque convencional enemigo suponga «una amenaza crítica para la soberanía y (o) integridad territorial» de los países que integran la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia.
Además, considerará «ataque conjunto» la agresión de un país que carezca de armamento atómico, pero que tenga el respaldo -implique o no su participación directa- de una potencia nuclear.
La doctrina, publicada en el portal de información legal del Estado ruso, amplía la categoría de alianzas militares contra las que Rusia aplicará la estrategia de disuasión nuclear.
«La agresión de cualquier Estado perteneciente a una coalición militar (bloque, alianza) contra la Federación de Rusia y (o) sus aliados es vista como una agresión de la coalición en su conjunto», señala.
Estas dos últimas cláusulas son consideradas por los analistas como una clara advertencia a Estados Unidos y la OTAN, en caso de que decidan involucrase directamente en el conflicto en Ucrania.
Rusia también podrá recurrir a las armas nucleares en caso de «ataque masivo» con aviones de guerra, misiles de crucero, hipersónicos, drones y otros aparatos no tripulados, que violen el espacio aéreo del país.
Por primera vez, el documento alude no sólo a la aviación y a aparatos hipersónicos enemigos, sino también a drones, un instrumento de guerra que ha adquirido una gran popularidad en los últimos años.
A su vez, Rusia pondrá en marcha medidas de disuasión nuclear en caso de que un potencial enemigo disponga de sistemas de defensa antimisiles, misiles de crucero de medio y corto alcance, entre otro armamento, que pueden ser utilizados contra Rusia.
También en caso de que las existentes alianzas militares integren nuevos miembros, lo que aproximaría peligrosamente su infraestructura militar a las fronteras rusas; y la planificación y celebración de ejercicios militares a gran escala cerca de las fronteras rusas.
En clara alusión al enclave báltico de Kaliningrado -rodeado por países de la OTAN-, otro punto alude a la adopción de medidas de disuasión en caso de que el enemigo potencial adopte acciones para «el aislamiento de parte del territorio de Rusia», lo que incluiría el bloqueo del acceso a vías de comunicación vitales.
Al mismo tiempo, la doctrina subraya que Rusia ve las armas nucleares como «un instrumento de disuasión» de carácter defensivo, cuyo empleo es una «medida extrema y forzosa».
La prensa local considera que la nueva doctrina significa que el Kremlin ha rebajado el umbral del uso de armas nucleares, ya que la anterior permitía el uso de armamento atómico sólo si se veía amenazada la misma existencia del Estado ruso.
Eso sí, la nueva doctrina no representa automáticamente ni un aumento del arsenal estratégico ni un pronto ensayo nuclear por parte de Rusia, aunque Moscú sí ha preparado un polígono militar en Nueva Zembla, escenario en 1990 del último ensayo atómico soviético.
«Los fundamentos actualizados de la política de disuasión nuclear han sido publicados oportunamente», dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa telefónica diaria.
Putin había anunciado los cambios en la doctrina nuclear a finales de septiembre en un intento de disuadir a la OTAN de permitir a Kiev el empleo de armamento de largo alcance contra objetivos en territorio ruso, pero la promulgó justo cuando se cumplen 1.000 días de combates en Ucrania.
Además, el anuncio tiene lugar después de que el presidente de EEUU, Joe Biden, según la prensa occidental, tomara dicha decisión, en el caso de la región fronteriza de Kursk, tras resistirse durante meses a satisfacer las demandas del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Putin, que aprobó tras el comienzo de la guerra el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia, había advertido que dicha decisión significará que EEUU y la OTAN «están en guerra con Rusia».
Diez momentos clave de los mil días de guerra de Rusia en Ucrania

Kiev, 19 nov (EFE).- La guerra entre Ucrania y Rusia cumple este martes mil días con las hostilidades plenamente activas y sin perspectivas de un final inminente. Estos son los diez momentos clave de la contienda hasta ahora.
Rusia invade Ucrania
El 24 de febrero de 2022, tropas rusas atacaron Ucrania e iniciaron un cerco sobre Kiev y tomaron rápidamente territorios ucranianos en el norte, el este y en el sur. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, apareció en un vídeo en el que desmentía rumores sobre su huida y proclamaba su intención de resistir. Comenzaba así el mayor conflicto en suelo europeo desde la II Guerra Mundial.
La batalla de Kiev
Después de más de un mes de asedio, y al no haber logrado tomar el aeropuerto de Gostómel para hacer llegar en avión batallones adicionales, las fuerzas rusas comenzaron a retirarse el 29 de marzo de los alrededores de Kiev. Tres días después, el Ejército ucraniano recuperaba el control de toda la región de Kiev. El Gobierno ucraniano había sobrevivido al intento ruso de derrocarlo por la fuerza.
Las masacres de Bucha
El 1 de abril, cuando las tropas ucranianas entraron en Bucha, una ciudad dormitorio cercana a Kiev, descubrieron los cadáveres de 458 personas que habían sido enterradas por los ocupantes rusos en fosas comunes. Una parte de estos muertos habían sido ejecutados. El descubrimiento de las matanzas fue presentado por Rusia como una operación ucraniana de falsa bandera. La masacre es aún hoy el episodio más representativo de las atrocidades rusas en esta guerra.
El sitio de Azovstal
El 17 de mayo de 2022, después de un dramático asedio de casi tres meses, la tropas ucranianas que se habían atrincherado en la acería de Azovstal de Mariúpol se rendían a las fuerzas rusas, que completaban así la toma de la ciudad. El sitio de la planta y el asedio a Mariúpol dejaron imágenes apocalípticas que conmovieron al mundo. Miles de personas murieron en la toma rusa de la ciudad, entre ellas los civiles que perdieron la vida en el bombardeo del 16 de marzo contra el Teatro de Mariúpol donde se refugiaban.
La toma de Lugansk
El 3 de julio de 2022, Rusia completaba de facto la toma de la región ucraniana de Lugansk con la caída en sus manos de la ciudad de Lisichansk. Una semana antes había tomado Sievierodonetsk, el otro gran bastión ucraniano en Lugansk.
La liberación de Jersón
El 11 de noviembre de 2022 las tropas ucranianas liberaron la ciudad de Jersón. Las escenas de júbilo de la población recibiendo a su Ejército emocionaron a millones de personas. Ese mismo otoño las fuerzas ucranianas retomaron también el control de los territorios conquistados por Rusia en la región nororiental de Járkov. Esta contraofensiva simultánea en dos segmentos distintos del frente ha sido hasta el momento la operación ucraniana más fructífera de esta guerra.
El asedio a Bajmut
El foco del frente pasó a finales de 2023 a la ciudad de Bajmut, en la región oriental de Donetsk. A lo largo de casi un año, y con el grupo de mercenarios Wagner como punta de lanza, Rusia llevó a cabo una ofensiva implacable sobre la ciudad que concluyó el 21 de mayo de 2023 con la captura de sus ruinas.
La contraofensiva fallida
En junio de 2023 Ucrania comenzó una segunda contraofensiva dirigida hacia el sur que tenía como objetivo llegar al mar de Azov. La solidez de las fortificaciones rusas y la falta de superioridad aérea ucraniana frustró los planes de Kiev. La contraofensiva se apagó en otoño sin lograr los resultados esperados.
Rusia recupera la iniciativa
Al tiempo que moría la contraofensiva ucraniana, Rusia recuperaba la iniciativa y comenzaba la ofensiva centrada en el este que todavía perdura. Lentamente, y a un elevado coste de bajas que está consiguiendo suplir, el Ejército ruso empezó a ganar terreno en el otoño de 2023 y no ha dejado de hacerlo hasta hoy.
La operación de Kursk
El 6 de agosto de 2024 Ucrania lanzó una ambiciosa operación transfronteriza para conquistar parte del territorio de la región rusa de Kursk. Los objetivos eran abortar los planes rusos de abrir un nuevo frente desde Kursk penetrando en la región ucraniana de Sumi y distraer a las fuerzas rusas de su ofensiva en el este.
El primero de ellos se cumplió, pero no el segundo. Rusia no ha expulsado a las tropas de Kiev de Kursk, pero -pese a haber tenido que desplegar a decenas de miles de soldados para intentar conseguirlo-, sigue ganando terreno en Ucrania. En noviembre de este año, unos 11.000 soldados norcoreanos se incorporaron a las tropas rusas que tratan de expulsar a los ucranianos de Kursk.
La participación de estos soldados norcoreanos es lo que, según medios estadounidenses, ha inclinado al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a autorizar a los ucranianos el uso de los misiles ATACMS, de un alcance de 300 kilómetros, en territorio ruso, más concretamente en Kursk.
Las amenazas rusas no se han hecho esperar: Rusia dice que este permiso echa «leña al fuego» al conflicto, empeorará el futuro de Ucrania y advirtió contra Estados Unidos por su posible utilizlalción en suelo ruso. Además, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha firmado un decreto que autoriza el uso del arma nuclear para responder cualquier ataque convencional que amenace la soberanía rusa. /EFE. Marcel Gascón