Solitario, exigente y dedicado al fútbol “al 1.000%”. Para José Araya, asistente fiel de Johnny Chaves, era algo más que un compañero de cancha. Lamenta que nunca tuviera la oportunidad de dirigir a un equipo grande, pues su capacidad era incuestionable y su manera de ver el fútbol única. La palabra que elige para describirlo lo refleja todo: “Excelencia”.
Pocos conocieron a Johnny Chaves (qdDg) como José Araya, su asistente técnico desde que dirigía al Santos de Guápiles y quien lo acompañó durante sú última etapa en Grecia.
Confiesa que su relación era como “la de un padre a un hijo” y recuerda pocas personas en su vida que le hayan exigido tanto como ‘el profe’. Lo define como un tipo hermético y solitario, con un círculo social muy cerrado, aunque siempre estaba dispuesto a ayudar, a conversar y a escuchar.
Su vida la dedicó al fútbol, aunque todavía otra faceta por la que se desvivía: Cuidar a sus padres, adultos mayores.
“La verdad es que era un tipo con todo el profesionalismo que conlleva la palabra. Era ordenado, esforzado y la verdad es que siempre lo fue. Nunca desistió de encontrar la excelencia. Con la única palabra que lo puedo describir es ‘excelencia’; siempre la buscó y se esforzó. Y la educación que tenía era de admirar”, contó Araya.
“En la cancha era un tipo hermético, de una línea, exigente, era una persona que siempre exigía al máximo para que los jugadores trabajaran de la mejor manera, pero fuera era ambicioso y con un gran corazón, abierto a ayudar. Veía por sus padres, esa era su preocupación total”, agregó.
En Santos. Araya cree que su vocación la expresó por completo en el Santos, en donde desarrolló un proceso amplio con múltiples jóvenes. En Guápiles consiguió sembrar una semilla y luego recogió los frutos con múltiples clasificaciones consecutivas.
Chaves partió de este mundo siendo el entrenador con más partidos dirigidos en la Primera, un grupo que lo define como profesional, pero que a su mano derecha no le sorprende, pues así era su trabajo en el día a día.
Eso sí, Araya lamenta que nunca pudiera desarrollar su conocimiento en un club grande.
“¿Por qué es es el técnico activo con más partidos dirigidos? Es porque siempre trabajó bien, lastimosamente nunca se le dio la oportunidad de trabajar en un equipo tradicional, pero un técnico que trabaje más de cinco años seguidos es por algo. La verdad es que la gente que trabajó con él desearía tener un técnico con la capacidad, las condiciones y su sacrificio”, dijo.
“Era solitario, por la misma profesión que tuvo, desde que estudiaba vivió mucho tiempo solo en Países Bajos y así se acostumbró. Futbolísticamente fue como un papá, él vio algo en mí y me decía que yo tenía toda la pasta. Me veía con mucha energía, siempre me colaboró y con las personas fuera de la cancha siempre tuvo comunicación y fue muy abierto”.
A sus 61 años, don Johnny falleció víctima de un cáncer en el colón. Mucho antes, había superado la misma enfermedad, pues le extranjeron hasta tres tumores de la garganta.
Es un día triste para el fútbol, que pierde a una de las personas mejor preparadas de Costa Rica.
