Trabajadora social relató que, cada vez más, los costarricenses se exponen a sufrir las consecuencias de este síndrome.
El envejecimiento de la población, en conjunto con otros factores, ha aumentado la cantidad de personas que se dedican, a tiempo completo y de manera gratuita, al cuido de pacientes que requieren atención.
Esta situación puede generar agotamiento en los responsables de esta población, lo cual puede derivar en consecuencias para su salud física y emocional.
En Noticias Columbia conversamos con la trabajadora social del Área de Salud de Barva, Catalina Saborío, quien explicó que, producto de este trabajo, puede generarse lo que se conoce como el Síndrome del Cuidador.
“Es un síndrome que incluye o abarca una serie de indicadores, una serie de manifestaciones que se dan en la persona que se encuentra al cuido de alguna persona adulta mayor, de alguna persona con discapacidad o con necesidades especiales. Esta persona empieza a presentar un desgaste en su condición física, su condición emocional y su condición de salud mental”, detalló Saborío.
Según la especialista, existen diferentes síntomas usuales de ver en una persona que ha desarrollado este síndrome.
“Cuando presentamos alteración del sueño, problemas con el apetito, ya sea porque comemos demasiado o más bien pérdida de apetito, cuando sentimos que estamos más irritables, presentamos sentimientos de tristeza o también deseos de aislarnos de nuestra familia o grupo social, cuando perdemos interés en actividades que, por ejemplo, antes disfrutábamos y ya no nos apetece. Ese tipo de indicadores son los que nos dan señales para poder identificar que esa persona tiene el Síndrome del Cuidador cansado o quemado”, aseguró la trabajadora social.
Existen diferentes maneras de tratar con personas que sufren del Síndrome del Cuidador.
Saborío detalló parte de los esfuerzos que realizan desde su centro de salud.
“Por parte Área de Salud de Barva, específicamente en el servicio de Trabajo Social, nosotros desde hace varios años venimos trabajando unos talleres que son grupales para este tipo de población, para las personas cuidadoras, Lo que tratamos es de dar herramientas a estas personas para que puedan trabajar en su autocuidado, para que puedan trabajar en el manejo de sus emociones y de algunas situaciones, a nivel familiar, que se puedan presentar. Fortalecer habilidades como la comunicación asertiva con estos familiares. Va dirigido mucho a esa persona cuidadora, no para que vaya a realizar su trabajo de atención al paciente o al familiar, sino más bien para brindar herramientas en su fortalecimiento personal”, mencionó Saborío.
Finalmente, la trabajadora social mencionó que, solo durante este año, se han recibido a 20 personas con síntomas de este síndrome.
“Hemos venido viendo un aumento en este este tipo de pacientes. Obviamente, requieren de mucha atención por parte de nuestros servicios, porque porque muchas veces el servicio va dirigido a la persona adulta mayor, a ese paciente que está enfermo, pero en muchas ocasiones se invisibiliza esas necesidades especiales que tienen también los cuidadores. Entonces, podemos hablar de que, por lo menos en este año, sí hemos empezado a identificar al menos 20 personas que han sido referidas al servicio de Trabajo Social con este tipo de situación”, añadió la especialista.
