Noticias Columbia conversó con un costarricense que vive en Ankara, capital de ese país. Comentó que ahí no hubo daños y la gente se organiza para enviar ayuda a zonas afectadas.
Este lunes una cadena de terremotos, los de mayor magnitud de 7.7 y 7.6, sacudieron el territorio entre Turquía y Siria.
Las principales ciudades afectadas son las siguientes: Adana, Sezin Tuna, Haluk Önay Erten, Gaziantep, Sevim Yerbay, Akif Akdemir entre otras.
“Para el caso de Costa Rica, la sede diplomática está ubicada en Ankara, ciudad que no fue golpeada directamente por los movimientos. El embajador Gustavo Alonso Campos Fallas y el consejero y cónsul, Roberto Gómez Astorga, reportaron que el edificio y el personal están en buen estado”, informó la Cancillería.
Según el padrón consular, en Turquía hay 18 costarricenses inscritos, sin embargo, el embajador aclaró que el dato puede variar dados los constantes traslados y migraciones.
“Hemos establecido contacto con la comunidad costarricense por medio de las redes que tiene el Consulado, vía la página oficial en Facebook de la Embajada y en la página ‘Costarricenses TICOS en Turquía’ y por algunos grupos en WhatsApp y al momento no hay ningún nacional desaparecido”, expresó el cónsul Gómez, a las 9:30 a.m. (hora Costa Rica).
Lejos del peligro
Noticias Columbia conversó este lunes con Ricardo Román Brenes, un costarricense que lleva tres años en Turquía porque está estudiando un doctorado. Vive en Ankara con su esposa que es turca.
Explicó que como el terremoto ocurrió en la zona fronteriza con Siria, el movimiento no se sintió en la zona donde él reside ni tampoco hubo daños.
Sin embargo, por lo que se ha informado a lo largo del día, indicó que la situación es completamente distinta en las regiones del impacto.
“Todo lo que es el lado este, la situación es horrorosa. Los edificios se cayeron completos, edificios de 15 pisos con las familias adentro… dormidas. A lo largo del día, Bomberos y otros rescatistas han estado escarbando en los restos de los edificios, buscando gente”, expresó.
“Aquí anocheció y el problema ahora es el frío. Aquí ya es invierno. Está muy frío en las noches, puede bajar a menos 10 grados. A lo que la gente se puede enfrentar ahora es a morir congelada, si no murieron en los derrumbes”, añadió.
Román relató que hay algunos movimientos en las universidades para recoger víveres y ropa que se enviarán a las personas damnificadas. También hay campañas de recolección de sangre.
