In extremis. Dejando los pelos en el alambre. O para decir dicho más coloquial todavía, «sudando tacacos». Todos los términos sirven para explicar cómo avanzó Cartaginés a los cuartos de final como segundo del Grupo A en la Copa Centroamericana.
Pero lo importante, lo realmente trascendente es que logró la clasificación ante un tremendo rival, el Universitario de Panamá, un equipo corpulento, potente, físico y que estuvo a pocos minutos de eliminar a los brumosos, triunfando 1 a 2 en el «Fello» Meza.
Empero, el Cartaginés de Paulo César Wanchope tiene sangre caliente y mente fría; nunca bajó los brazos ni cayó en la desilusión, luchó, batalló, remó contra corriente y alcanzó el 2-2 en un balón que no dio por perdido Marcel Hernández y que Josimar Pemberton cazó para anidar la bola en la red y el dardo mortal en el corazón canalero.
«Chope» resaltó la entrega de sus pupilos y elogió la dureza del contrincante.
«Primero, agradezco a la afición, es importante el apoyo que nos da. Y a los jugadores por el compromiso, la fuerza y la lucha por como sacamos ese empate para clasificar», comenzó.
Machacó en «la lucha, la perseverancia que se tuvo para sacar el resultado es algo digno de resaltar».
«Difícilmente nos vamos a encontrar a un equipo tan físico. La parte atlética era su gran fortaleza», reconoció sobre el rival. «Es importante ese aspecto, aunque muchos no lo quieran ver».
«Ya estamos en la siguiente ronda y a esperar cuál va a ser el rival», se desahogó el DT brumoso.
De su equipo, dijo que «me gustó todo. Hay que respetar a un rival que nos complicó, que aprovechó espacios que estábamos dejando, su velocidad, su fortaleza y que también con la pelota en algunos tramos se vieron bien. Este tipo de partidos solo nos ayuda a mejorar y a crecer».
«En la forma uno quisiera que fuera mejor o no tan difícil, pero esto es así. Este es el formato y nos da la posibilidad de tener ese roce internacional, competir y tomar apuntes».
Foto/cobertura: Ronald Villalobos.