En una ocasión, me contó que en Países Bajos lo felicitaban porque había aprendido a hablar holandés, a pesar de que tenía que esforzarse el doble que el resto de personas. Esto se debía a que, años atrás, sufrió un cáncer en su garganta que golpeó sus cuerdas vocales, lo que a la postre afectó su tono de voz y su forma de expresarse. Un luchador.
Esperé con impaciencia a que don Johnny me contestara el teléfono. Sentía que, esta vez, sí lograría cumplir mi sueño de escribir un libro sobre fútbol y que, con algo de suerte, tendría al mejor aliado posible.
Todavía se desconocía la gravedad de la enfermedad de don Johnny, pero recuerdo su entusiasmo. Le conté que tenía muchas ganas de colocar en el papel todo lo que aprendió en Países Bajos y cómo se podría implementar en Costa Rica.
Se llamaría algo como ‘La Naranja a la tica’; mi intención era exprimir todo ese conocimiento que don Johnny adquirió en Países Bajos y plasmarlo en un libro que nos permitiera comparar aquella realidad con su aprendizaje acumulado en nuestro país.
Me sorprendió de sobremanera su reacción. Ese día me contó que siempre quiso escribir un libro y que le gustaba mucho la idea. Me explicó que prefería enfocar sus fuerzas en recuperarse de su enfermedad, pero que apenas estuviera mejor me llamaría para comenzar el proyecto.
El libro nunca se hará. Lo lamento profundamente porque siempre creí que nuestro fútbol necesitaba aprovechar a don Johnny y todo esa experiencia acumulada durante décadas. Esa mezcla entre conocimiento futbolístico, resiliencia y capacidad para superar todo tipo de adversidades. De bordear la muerte, a afrontarla con optimismo porque siempre fue un luchador.
En una ocasión, me contó que en Países Bajos lo felicitaban porque había aprendido a hablar holandés, a pesar de que tenía que esforzarse el doble que el resto de personas. Esto se debía a que, años atrás, sufrió un cáncer en su garganta que golpeó sus cuerdas vocales, lo que a la postre afectó su tono de voz y su forma de expresarse.
Me equivoqué. Tras lamentarme por lo de libro, caí en razón de que quizás estaba un poco equivocado.
La verdad es que don Johnny siempre fue un ‘libro abierto’.
En casi 13 años de carrera periodística, lo llamé en incontable cantidad de ocasiones. Le pedí criterios de fútbol, análisis tácticos, evaluaciones individuales de futbolistas.
No recuerdo haber llamado tantas a veces a un mismo entrenador como a don Johnny. Con paciencia, me explicó hasta los conceptos tácticos y de juego más elevados.
Hablamos de preparación física, de metologías de entrenamiento; de cómo las prácticas habían evolucionado en Alemania y todo lo que se podía integrar en nuestro fútbol con un poco de esfuerzo.
Así era don Johnny, un maestro del que se podía aprender muchísimo por su disposición y ganas de enseñar.
Un libro abierto que dejó un legado para muchos jugadores, amigos, vecinos, familiares, técnicos, pero también para los periodistas y los aficionados porque, ¿quién no aprendió de fútbol escuchando a don Johnny?
Hasta pronto maestro, que en paz descanse.
