Alajuelense apuesta por un técnico con amplios galardones en selecciones menores, en cuenta un subcampeonato del mundo Sub-17. Sin embargo, nunca ha ganado un título con un club y no sabe lo que es afrontar una muerte súbita. En Honduras lo eligieron para desarrollar un proceso, pero la hundió en el último lugar de la octagonal. Coito es un técnico de contrastes evidentes: Quizás perfecto para desarrollar a los jóvenes; difícil de saber si para hacer al equipo campeón.
Poco se discute sobre el técnico Fabián Coito cuando se evalúa su carrera en las selecciones menores de Uruguay. El perfil formador del charrúa es envidiable en todos los sentidos.
Dentro de su trayectoria, los propios medios uruguayos reconocen su valía y capacidad para desarrollar a los talentos. Fue subcampeón del mundo con Uruguay en la Copa del Mundo Sub-17 de México y en el 2013 alcanzó un cuarto lugar.
También se adapta a la metodología científica de Alajuelense en el trabajo diario, tan importante para los líderes del club.
Mi única interrogante al mirar el perfil de Coito es si todo ese bagaje acumulado en las menores era lo que necesitaba la Liga.
En su última experiencia como técnico principal, acumuló un fracaso histórico con la selección de Honduras, última de la octagonal, a pesar de que venía precedida por un llamativo proceso, liderado por Jorge Luis Pinto.
A Coito le respetaron el proyecto en la ‘H’ y le permitieron pulir las bases durante un amplio periodo de tiempo antes del arranque eliminatorio, pero aún así, fue despedido en media ruta mundialista a causa de los pésimos resultados.
Sin embargo, no considero justo evaluar a un técnico por una sola experiencia… pero resulta que no ha dirigido a ningún club profesional y, por lo tanto, nunca ha sido campeón.
Coito no sabe lo que es afrontar una fase de muerte súbita como las que ha sufrido la Liga en los últimos años.
Sin títulos. Es decir, la dirigencia apuesta por un técnico sin títulos para sacar del bache a un equipo que se acostumbró a perder en fases finales. Esto es, sin duda, una apuesta arriesgada, en especial para el gerente deportivo Agustín Lleida.
Como el equilibrio siempre debe estar presente, me parece valioso decir que Coito podría potenciar el buen proyecto rojinegro en sus bases y, de alguna manera, consolidar a un grupo de jóvenes que ‘pinta’ bastante bien.
También percibo que si le dan un proceso, podría amalgamar un buen grupo, pues se dice que es un tipo de buen carácter, serio y con un excelente manejo de grupo.
Quizás, aquí la gran interrogante es, ¿realmente necesitaba un formador la Liga en este momento?
