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Ni con la presencia del “dios del trueno” los vikingos pudieron contra Alemania y el VAR (2 a 0)

by EFE

Alemania fue mejor y se posicionó en cuartos de final merecidamente, tras dar cuenta de Dinamarca, 2 a 0. Empero, pasó sus sustos no solo por los relámpagos que cayeron sobre Dortmund, sino por un gol que le convirtieron y se anuló por la punta de un zapato, gracias al VAR.

El encuentro resultó intenso y vivido con pasión en las gradas de Dortmund. Los alemanes tuvieron tramos de dominio abrumador pero también fases donde los daneses les buscaron las cosquillas. En un partido marcado por un parón de 25 minutos por culpa de una tormenta la Mannschaft se avanzó con un gol de Havertz, de penalti, y después sentenció Musiala.

Alemania entró en el partido desmelenada. Con un ritmo vertiginoso los alemanes encerraron a Dinamarca, que solo hacía que achicar agua del barco. El cuarto de hora inicial fue un monólogo de los hombres de Nagelsmann, que se lanzaron a la yugular del rival en busca de un inicio demoledor, como el día del encuentro inaugural frente a Escocia. Incluso metieron un gol, del central Schlotterbeck a la salida de un córner botado por Kroos. Pero el tanto fue bien anulado por un bloqueo ilegal de Kimmich.

Celebraba esperanzado el público en el estadio del Borussia Dortmund, uno de los recintos deportivos donde los decibelios más suben del mundo. Porque Alemania percutía y percutía. Si no se avanzó en este tramo inicial fue porque el portero Kasper Schmeichel se lució hasta en tres ocasiones. Primero tras un cacao lejano de Kimmich. Después con otro remate de Schlotterbeck. Y más tarde con una volea preciosa de Havertz. Alemania lo había tenido pero no había aprovechado ese momentum.

Dinamarca se hizo con más balón, lo empezó a domar y a dormir y acunó un tanto el encuentro, lo puso en reposo, le bajó la cadencia y halló sus resquicios.

Como en un control bellísimo de Eriksen, cuyo chut posterior fue abortado por Rüdiger de forma providencial. O en un tiro de Maehle que se marchó fuera. Hojbjerg había tomado la manija y Dinamarca había igualado el partido.

Así estaba cuando se desencadenó la tormenta. Eran las 21.35 horas y el cielo se rompió. Lluvia a cántaros, truenos, relámpagos, granizo y rayos peligrosos. El colegiado tomó la prudente determinación de parar el encuentro. Los futbolistas se marcharon a los vestuarios y el partido estuvo detenido casi media hora.

Alemania regresó al partido con el mismo ímpetu que al principio, dispuesta a un acoso y derribo del adversario.

Tuvo que aparecer de nuevo Schmeichel con la capa de salvador. Pero Hojlund también tuvo la suya en una contra en la que intervino Neuer para evitar el 0-1. Aunque para susto para Alemania el que se llevó en el alumbramiento de la segunda mitad. Andersen marcó tras un córner pero el tanto fue anulado por fuera de juego.

Del posible gol danés al tanto alemán…instantes después al transformar Havertz un penalti por manos del propio Andersen. El colegiado acudió al monitor y lo decretó cuando la acción había pasado poco menos que inadvertida.

El mismo Havertz rozó la sentencia al mandar fuera un mano a mano contra Schmeichel. El que no perdonó fue el talentoso Musiala. Dinamarca había dado un paso al frente en busca del empate y en una contra fulgurante la perla del Bayern se plantó ante el guardameta y lo batió de chut cruzado. Los daneses tenían preparados los cambios pero ya entraron cuando el partido se había transformado en un rubicón para sus intereses. Alemania había puesto demasiada tierra de por medio.

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