Marcel Hernández: “Hablo de una fila de 500 metros desde las 4 a.m. para comprar un pedacito de pollo”

Futbolista abrió su corazón para contar los detalles desconocidos sobre su viaje a Cuba. Admite que a veces se pone ‘triste’ solo de recordar la realidad que vive su familia y explica cómo fue el reencuentro con su país, luego de cuatro años.

Marcel Hernández tardó casi cuatro años para reencontrarse con sus padres. En marzo anterior viajó a Cuba para visitar a su familia y a sus amigos más cercanos después de mucho tiempo lejos de su tierra.

A pesar de la enorme felicidad que sintió en aquel momento, también reconoce que la difícil realidad económica del país lo hace reflexionar y, en ocasiones, le despierta algo de tristeza, a sabiendas de todo lo que viven sus seres queridos.

Lejos del rostro futbolístico que habitualmente le permite sobresalir en los terrenos de juego, en esta ocasión Marcel le contó a ‘Columbia’ la verdadera cara que se encontró en Cuba, durante su visita en marzo anterior.

Filas en Cuba. Un contexto que parece muy lejano al nuestro y que se ejemplifica a través de algo tan sencillo como las largas filas para conseguir comida.

“Fue algo extraordinario (ir a Cuba), lo necesitaba mi mente y mi cuerpo. Sin embargo. lo que viví es triste, ver a mi país así. En un día te quitan la corriente de 3 a 4 veces, son cosas difíciles”, contó a ‘Columbia’.

“Estuve viendo como ayudo a mis amigo. Es un tema que ya ni con dinero reciben las cosas, ni así puedes resolver las cosas, estamos hablando de una fila de 500 metros desde las 4 a.m. para comprar un pedacito de pollo”, explicó Hernández.

El futbolista detalló que, en este momento, “es imposible” escoger el tipo de comida y más bien hay que conformarse con lo que se logra conseguir. Por esta razón, dice que siempre mantiene los pies en la tierra.

Reconoce que desde que era un niño, su madre le contaba sobre los momentos más duros, cuando sufría por hambre. Sin embargo, no imaginó que pudiera suceder algo similar en este momento, como lo vivió en su viaje.

“Yo conversaba con mi novia y le decía, ‘estoy triste’. En Cuba uno dice, ¿qué voy a comer hoy? Impensado, imposible escoger que comer en Cuba”, detalló Hernández.

“En aquel tiempo no había ni dinero ni comida”, apuntó.

El jugador concluyó diciendo que cada vez que puede tratar de colaborar con las personas más necesitadas, consciente de que, en su momento, a su familia también le tocó vivir una realidad complicada.