Deportista relató este lunes sus vivencias en la montaña más alta del mundo, entre ellas, una extremadamente peligrosa.
La tarde del pasado 22 de mayo (mañana del 23 en Nepal), Ligia Madrigal se convirtió en la primera mujer costarricense en llegar a la cumbre del Monte Everest a 8.848 metros sobre el nivel del mar.
La deportista regresó al país el pasado viernes y este lunes 3 de junio compartió sus vivencias en una conferencia de prensa.
Madrigal agradeció a sus patrocinadores, a su familia y a todas las personas que le apoyaron en la travesía, en especial, al sherpa Dorchi, quien fue su guía y motivador en la montaña.
“Mi compañero fue una clave. A él me lo había recomendado una amiga de Estonia. Fue una diferencia abismal (en comparación al que tuvo en 2023) porque él me daba seguridad. Es una persona con mucha experiencia que había subido el Everest 11 veces”, recordó.
Dorchi le dijo a Ligia que la veía fuerte y que sentía una posibilidad de llegar a la cima. “Eso me llenaba de confianza y me hacía enfocarme en lo bueno. Ahí hay que enfocarse y concentrarse en cada paso”, añadió.
La escaladora iba preparada para lidiar con momentos de mucha ansiedad en la montaña. Siguió la recomendación de una psicóloga quien le dijo que cuando se sintiera así, pensara en algún recuerdo que la tranquilizara. Ella comenzó a recordar cuando su hija era muy pequeña y la asoleaba en el jardín.
Asombro total
Madrigal contó que al salir del campamento base 4, a 8.000 metros, volvió a preguntar al Sherpa si le veía opciones de llegar a la cima y él le contestó que la veía en buenas condiciones para hacerlo. Al superar el punto al que había llegado en 2023, se llenó de optimismo.
El ritmo de escalada fue muy bueno, al punto de que llegaron a la cima antes de lo previsto. Aún estaba oscuro.
Ver el amanecer desde el punto más alto del planeta es una imagen que nunca se le borrará de la memoria. El asombro la venció y no pudo hacer todas las cosas que había pensado que haría en la cima.
“Empezó a salir el sol y me di cuenta de que las nubes estaban mucho más abajo que nosotros y solo se veían los picos de las otras montañas de 8.000 (metros). Fue un momento increíble, un momento mágico. No lo podía creer”, expresó.
Susto tremendo
Ligia dijo que durante la expedición en el Everest sufrió un accidente que prefirió no contar a su familia ni seres queridos para no preocuparlos.
Entre el campamento base y el campo 1, hay escaleras que se colocan como puentes para cruzar grietas. Madrigal no tiene problemas de equilibrio pero los imprevistos pueden pasar.
Ella iba amarrada a una cuerda de seguridad. Al pasar por una grieta de gran tamaño alguien la jaló abajo, le “barrió” los pies y quedó colgando con el riesgo de caer al foso.
“En unos segundos estaba yo guindando con una mano del mecate, dentro de una grieta como de unos 200 metros, no se cuánto era, de hielo. Yo grité: ‘Dorchi ayuda'”, comentó. El sherpa, hábilmente logró tomar la cuerda, hacer una polea y sacarla de la grieta.
