Llevar estas sustancias a una cárcel es un delito que se castiga con penas de prisión. Escuche aquí una entrevista con el viceministro de Justicia.
Los decomisos de droga en centros penales se realizan durante la revisión a los visitantes, funcionarios del Ministerio de Justicia, privados de libertad y a las encomiendas.
A esto se suman los hallazgos que se dan durante las requisas en las celdas u otras áreas de las cárceles. Las inspecciones las efectúan los oficiales penitenciarios y en muchas ocasiones cuentan con el apoyo de otros cuerpos policiales. Además de su pericia, tienen a mano algunas herramientas tecnológicas y el trabajo de la unidad canina.
Las formas para intentar el ingreso de sustancias ilícitas son muy variadas. Los policías han encontrado drogas en alimentos, bebidas, calzado, aparatos eléctricos, artículos de higiene personal, bolsos y dentro de cavidades corporales, entre muchos otras.
Las estadísticas del Ministerio de Justicia revelan que, del 8 de mayo del 2022 al 6 de junio del 2024, las incautaciones de drogas equivalen a 434 kilogramos.
La intención de introducir drogas a las cárceles, como la cocaína, marihuana y el crack, radica en abastecer el mercado interno pues hay privados de libertad que tienen adicciones.
El problema radica en que ese microtráfico provoca conflictos que pueden desembocar en hechos de violencia en los centros.
Atrasos en los pagos o el robo de las drogas son disparadores de disputas entre internos quienes fabrican armas como puñales hechizos que se podrían usar en peleas o ataques.
En el caso de las armas blancas, las incautaciones ascienden a las 34.752 en el mismo período.
Escuche aquí una entrevista con el viceministro de Justicia, Exleine Sánchez Torres, quien habló sobre los controles, vulnerabilidades y las sanciones a las que se exponen quienes cometen este delito.
