Mediante una extensa y minuciosa investigación periodística, el texto revela detalles sobre la masacre ocurrida durante el asalto a la agencia del Banco Nacional de Monteverde, Puntarenas, entre el 8 y 9 de marzo del año 2005. Fotos: Cortesía de Alexánder Otárola.
En la incursión armada fallecieron cuatro clientes, dos funcionarios, un policía y dos de los criminales. Sobrevivió Erlyn Hurtado Martínez, hermano de los otros atacantes y quien fue a prisión por los hechos. Murió seis años después en un intento de fuga.
El experimentado y reconocido periodista, Rodolfo Martín,presentó esta semana el texto titulado: Monteverde, una herida en el paraíso. Para la publicación, analizó cientos de páginas de documentos administrativos, informes policiales, reportes forenses. También hizo largas escuchas de intervenciones telefónicas y revisión de videos y archivos fotográficos.
El libro se basa además en declaraciones de víctimas, familiares, testigos, policías, abogados, fiscales, jueces, peritos, ministros e incluso diputados.
Relata hechos previos al ataque en Monteverde, detalles sobre el grupo criminal y las alertas que había acerca de su peligrosidad y la inminente amenaza de que se involucraran en un caso de extrema violencia.
Durante la investigación, el periodista descubrió que, por su trabajo en la cobertura de sucesos, ya la vida lo había cruzado con uno de los integrantes de la familia Hurtado.
Martín hace un repaso por una serie de antecedentes de asaltos y golpes a comercios que se atribuyeron a la banda desde el 2002, tres años antes de la tragedia.
Se hace un recuento detallado del ataque al banco y las dolorosas situaciones que se desarrollaron ahí con el terrible saldo de víctimas inocentes. Eso incluye la ruta de los asaltantes, los momentos previos al ingreso, la balacera que desató el caos inicial y la posterior toma de rehenes en la agencia.
Con profundo respeto hacia las víctimas y su sufrimiento, el autor también recorre los duros pasajes vividos dentro del local de la entidad financiera, así como las historias de las personas afectadas.
Describe las negociaciones con Erlyn Hurtado, la tensión de las autoridades judiciales y de Policía afuera del banco y cómo la prensa dio cobertura a la noticia. Para esa época Martín laboraba en el periódico Al Día.
En otra de las historias, recuerda al oficial de la Unidad Especial de Intervención, Oscar Quesada Fallas, conocido como “Máquina”, quien murió en una balacera en el intento por rescatar a los rehenes.
Ante la posibilidad de que su cuerpo fuera trasladado junto con los de dos asaltantes, se decidió moverlo solo, primero por tierra de Monteverde a una pista en Chomes de Puntarenas y luego al aeropuerto Juan Santamaría. Martín la calificó como una despedida en silencio.
“Lo sacaron y lo trasladaron en una avioneta, solo. Ese viaje (en carro) de Monteverde a la Hacienda San Agustín, es espeluznante lo que iba pasando y cómo logran sacar ese vuelo porque era de noche no había iluminación; pusieron un pick up para que alumbrara el final de la pista y la señalizaba con las (luces) intermitentes. Cuando los policías estaban dentro del carro, el avión pasó a tres, cuatro metros de altura”, explicó.
Capítulo tras capítulo, la publicación va hilando elementos para comprender lo ocurrido en todas sus dimensiones. Expone por ejemplo, una de las situaciones que para muchas personas es desconocida: Si los asaltantes eran Hurtado y sus dos hermanos, ¿quién es el cuarto hombre que apareció en una de las fotografías más impactantes del caso que se tomó solo unos instantes previos a la balacera?
El desenlace
En la tercera parte, el libro brinda un minucioso y elaborado recuento de los acontecimientos que terminaron acabando con la vida de Erlyn Hurtado en mayo del 2011, durante un intento de fuga en la cárcel La Reforma.
Martín describe cómo se fraguó el plan de la fuga, quiénes participaron y la lamentable colaboración que recibieron los reos para salir obtener armas y llaves de sus celdas.
“Hay un montón de hechos que nadie se imagina. Cómo por un regalo, se entregaron las llaves de toda máxima seguridad y no solo salieron los de las celdas individuales sino las colectivas y en 25 minutos los reos más peligrosos del país andaban sueltos, para arriba y para abajo, pese a que Adaptación Social cambió 300 candados porque iba a haber una fuga, pero… el supervisor corrupto entregó las llaves”, comentó el periodista.
Si desea adquirir el libro Monteverde: una herida en el paraíso, puede comunicarse al 8306-5783.
Sobreviviente
A la presentación del libre asistió Nancy Ramírez, una funcionaria del Banco Nacional que vivió en carne propia el horror del ataque a la agencia de Monteverde. Ella tenía ocho meses de embarazo y cumplía 29 años ese 8 de marzo del 2005.
La trabajadora relató que Martín hizo un abordaje de la historia con mucho tacto y comprensión. Por eso accedió a repasar las difíciles horas que vivió como rehén. Agradeció la dedicación que el periodista puso en el texto.
“Es muy interesante, uno que estuvo adentro, darse cuenta de cómo lo vivió la gente afuera también. Y esto no solamente fue una herida de Monteverde, es una herida de todo el país. Sé que hay mucha gente que estuvo pendiente de nosotros, pidiendo a Dios por nosotros. Es una gratitud que tengo por la gente que me he encontrado estos años diciéndome: ‘yo rezaba por usted sin conocerla’”, dijo a Noticias Columbia.
“Sigue siendo difícil ver esas imágenes. Me pone nerviosa y me hace recordar esa fecha. En muchos momentos de la vida siento que fue hace poco, hace unos días verdad, porque es parte de mi vida; pero la verdad es que es bien importante saber que, ante una circunstancia tan difícil, con la ayuda de Dios podemos salir adelante y con el esfuerzo y la ayuda de muchas otras personas que estuvieron ahí apoyándonos, gente de mi trabajo en el banco, apoyándome”, añadió.
Ramírez afirmó que de la tragedia ha tratado de sacar cosas positivas por la solidaridad que encontró.
“Hay un amanecer después de la oscuridad y eso ha sido para mí. Fue una situación muy difícil, pero una de las mejores cosas que me ha dejado enfrentar la vida porque ahí yo me di cuenta que el día es hoy. Es importante que usted viva hoy. Mañana es un regalo y si no existe, pues hoy vivimos como si fuera el último día. La vida es ya, es presente”, expresó.
Ramírez todavía trabaja en el banco de Monteverde. Su hija nació solo un mes después del fallido asalto. Manifestó que verla crecer la hace feliz y que eso sobrepasa a los malos recuerdos.
