Recientes aumentos de homicidios y de agresiones entre personas ejemplifican cambios en la sociedad, según director de Ciencias Criminológicas de la UNED.
El aumento de homicidios y violencia que experimenta el país en los últimos meses es un ejemplo de cómo está cambiando nuestra sociedad.
Esta es una de las conclusiones a las que llega el director de Ciencias Criminológicas de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Rodrigo Campos.
El experto señaló que el país vive una “normalización del delito” y nos hemos acostumbrado a situaciones que deberían ser valoradas como extrañas o ajenas.
Campos fue el invitado al programa “Por Tres Razones”, de Noticias Columbia, este lunes, y apuntó que la ciudadanía dejó de ver como anormales algunas situaciones peligrosas e inaceptables.
“Conforme nos vamos exponiendo a una circunstancia que al principio nos puede parecer muy chocante, con el tiempo, si nos exponemos mucho a eso, vamos a sentirlo como normal, es parte de lo que ocurre en el país. La violencia también es un hecho social y también la vamos normalizando”, indicó.
El experto agregó que esto es muy peligroso para la sociedad, porque “empezamos a darle un espacio social y casi que empezamos a aplaudir cuando alguien enarbola ese discurso violento y muchas veces le siguen, cual si se trátese de un líder carismático en una secta religiosa.
Campos dijo que, con esta normalización, también los criminales se atreven a tomar medidas más graves, algo que anteriormente no se daba con tanta frecuencia.
“(Lo hacen) porque hay que ser más contundente. La Policía está reaccionando bastante rápido y con mucha contundencia, entonces, como el criminal no pretende ser atrapado, ahora va a ser más contundente, ya no va a amenazar, sino que de una vez agrede para quitar el celular, no amenaza, porque con la amenaza se podría defender (la víctima) entonces mejor de una vez dispara”, afirmó.
El director de Ciencias Criminológicas de la UNED señaló que hay familias donde la violencia se sigue reproduciendo, como en el caso de la familia de Keibril, la menor de nueves meses sustraída en Cartago.
“Para ellas el mundo pareciera funcionar así, porque no han visto en su historia de vida, en todos sus relatos, otras posibilidades. Esto es importante porque desde fuera a veces es muy fácil juzgar y lanzar el juicio, pero para las víctimas no es solamente que se les agrede físicamente, sino que emocionalmente hay una huella muy profunda que les hace muy difícil salir del tema”, dijo.
