Los vientos casi constantes hacen que sea uno de los lugares más inhóspitos para cualquier forma de vida, incluso las más resistentes, como las bacterias o los virus.
Aunque no se trata de un destino turístico, el recóndito y congelado lugar se encuentra en el Polo Sur y, en efecto, se le conoce como el lugar más frio de la Tierra.
En 2018, los termómetros situados en la Meseta Antártica Oriental llegaron a alcanzar hasta los -98 grados centígrados, de acuerdo con los datos recogidos por un equipo de ‘National Geographic’.
Si bien dicha temperatura no es la habitual en la zona, tampoco dista mucho de la que acostumbra a suceder: nada más y nada menos que -93 grados centígrados.
Los vientos casi constantes hacen que sea uno de los lugares más inhóspitos para cualquier forma de vida, incluso las más resistentes, como las bacterias o los virus.
Temperatura más baja de la historia. Según apunta la meteoróloga Mar Gómez en ‘El Tiempo’, es precisamente allí donde, hasta la fecha, se registró el mínimo de temperaturas en toda la historia, concretamente el día 21 de julio de 1983.
A pesar de esto, el cambio climático está jugando un papel antagónico que podría arrancarle a la Meseta Antártica Oriental el título del lugar más frío.
Científicos de todas partes, llevan décadas advirtiendo del peligro de que lugares como este vayan deteriorándose y, literalmente, desintegrándose.
De acuerdo con estos expertos, la temperatura en la Meseta Antártica Oriental aumentó el triple que en el resto del mundo.
Lamentablemente, se espera que estas temperaturas sigan aumentando, si el sistema de producción y consumo humano no toma la conciencia necesaria y reformula su uso del planeta.
