(Aquí Doha)- En el interior de los sorprendentes inmuebles de Catar hay miles de aficionados disfrutando de los encuentros de la Copa del Mundo. Empero, fuera de los recintos, hay también cualquier cantidad de futboleros. ¿Cómo se vive en exteriores? Columbia se lo cuenta.
Algunos se sientan solos, lo viven de manera individual. Otros, se juntan con amigos o con el que vaya pasando por ahí. Lo que sí es una realidad es que en todos los partidos del Mundial, hay miles de aficionados que se quedan sin entrada y lo disfrutan -con el corazón en la mano- fuera del estadio.
Columbia hizo el ejercicio de observar con detalle qué pasa en exteriores durante un compromiso. Fue en la victoria de Marruecos ante España, en el lanzamientos de los penales, en octavos de final.
En las afueras de los estadios se vive un choque de sentimientos. Es cierto que sigue siendo un ambiente vibrante, hay emociones, se grita, se brinca y hay euforia. Empero, no se puede ocultar que hay tristeza, por saber que a escasos metros están los protagonistas, las estrellas, el partido que se quiere ver… pero que no se puede ingresar. Hasta cierto punto, como una frustración.
“Vine como quién dice a ver si tenía suerte. ¿Suerte de qué? Pues ver si alguien me daba alguna entrada, o si me dejaban entrar, qué se yo… pero bueno, esto es una utopía, no he tenido suerte”, cuenta Paco, un español que se quedó sin poder entrar al estadio.
Él quiso mantenerse lo más cercano posible. Literalmente se quedó a las puertas del último control, ya donde solo pasan los que tienen boleto. Ahí se sentó; sacó su celular y se conectó vía un enlace de transmisión online y disfrutó el partido. De hecho la sensación es rara, escuchas los gritos y el ambiente ruidoso del estadio, pero lo ves por una pequeña pantalla.
“Lo malo es que la señal va atrasada. Primero escucho el ruido, luego veo de qué se trata” agrega Paco mientras sonríe intentando aceptar que hoy no podrá ingresar al reducto.
En otros sectores de las explanadas se vive similar, pero en grupos. No de manera individual.
Por ejemplo, unos 10-15 marroquíes se hicieron un puño y sacaron una computadora. Encontraron el enlace y pusieron el partido. Ese aparato electrónico se convirtió en la plataforma soñada en este instante para esos aficionados, que a escasos metros de la cancha, lo vieron por ahí y se emocionaron igual o hasta más.
Gritos iban y venían, algunos se agarraban la cabeza, y… en los penales que decidieron todo, eso fue una locura. Saltos, cánticos, besos y abrazos… la calle externa al Education City fue una gradería más del inmueble. ¡Qué celebración!
Cabe destacar que, también notamos a algunos aficionados un poco tristes. El hecho de sentirse tan cerca, pero a la vez no lograr poder ingresar, les genera aquel sentimiento de ¡Qué lástima! Después, buscan alguna manera de aunque sea ver cuánto va el partido.
Son muchos, por todos lados, algunos a los pies de los puestos de control de ingreso, otros buscan una esquina y existen los que literalmente el centro de las explanadas se sientan y toman su palco. Desde ahí disfrutarán del partido y del Mundial.
El fútbol desata pasión, cada quién lo vive como quiera y donde quiera, pero siempre generando sentimientos. Dentro o fuera del estadio.
