El próximo 4 de febrero, los costarricenses elegirán a los jerarcas municipales en los 84 cantones del país.
En poco menos de dos meses, cientos de personas disputarán las alcaldías de los 84 cantones de Costa Rica en las elecciones municipales de febrero del 2024.
Uno de los elementos llamativos que tienen estos puestos, tiene que ver con los respectivos salarios que se otorgan a cada uno de los jerarcas que sean electos.
Estas remuneraciones tienen distintos componentes, que generan que las máximas autoridades de las alcaldías puedan ganar un monto distinto entre sí, e incluso el salario también podría variar en función del grado académico de quien resulte electo.
En Noticias Columbia, conversamos con el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias (ANAI), Jonathan Espinoza, quien detalló que este monto tiene ahora un tope máximo, luego de la entrada en vigencia de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
“El salario de los alcaldes se sigue rigiendo por el artículo 20 del Código Municipal. Esto quiere decir que ganará un 10% más del salario mayor devengado en la municipalidad, empero, la Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas estableció un techo al crecimiento de ese salario, el cual no puede ser superior al del presidente de la República”, explicó Espinoza.
A este monto, es necesario agregarle un componente adicional en caso que quien ostente el puesto tenga un grado universitario de bachiller o licenciatura.
Eso sí, quedó establecido en la reforma fiscal del 2019 que los salarios máximos para alcaldes rondarían los 5.7 millones de colones, o 20 veces el monto mínimo percibido en la administración pública.
De igual manera, los alcaldes no reciben anualidades, dedicación exclusiva ni salario escolar.
Espinoza explicó, además, que no existe un reconocimiento por la carrera laboral en el cálculo del salario de los jerarcas municipales.
“El grado universitario es determinante para el pago del salario de los alcaldes, ya que la Ley Contra el Enriquecimiento Ilícito, reformada por la Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas, indica en su artículo 15 que a los alcaldes que tengan un grado de bachiller, deberán reconocérseles el 15% para que no ejerzan libremente su profesión. En el caso de los licenciados, tendrá que ser un 30%. También, es importante mencionar que en el caso del tiempo laborado, este no es parte del componente salarial indicado en el Código Municipal para el cálculo del salario de los alcaldes y alcaldesas”, agregó el director ejecutivo de ANAI.
Para el analista político, Mario Quirós, el elemento salarial no es necesariamente un factor muy importante para los partidos políticos, de cara a la relevancia que le den a un proceso electoral en determinados cantones.
“Los salarios de los alcaldes, a nivel de los partidos nacionales que están participando en estas elecciones municipales, no son, en mi criterio, un motivador para que le den prioridad política a uno u otro cantón. Estos partidos ven las elecciones municipales como un medio para un fin último, que es demostrar fortaleza para las elecciones presidenciales que tendremos en poco más de dos años. Siendo así, lo que buscan es un resultado de crecimiento en sus alcaldías o, en el caso de Liberación, al menos de mantenerlas, que demuestre su fortaleza”, aseguró Quirós.
En la misma línea, el también politólogo, Alejandro Molina, también afirmó que el tema salarial no es fundamental para las decisiones que toman los partidos políticos en los cantones, sino que más bien existe una gran importancia en el liderazgo que sus aspirantes tengan en las comunidades.
“De primera entrada, no pareciera ser una variable que sea determinante en la toma de decisiones por parte de las estructuras nacionales de los partidos, tomando en cuenta que en elecciones municipales, si bien participan tanto partidos nacionales como cantonales o regionales, lo que influye todavía más en los procesos municipales son los liderazgos locales, el involucramiento de este tipo de personas vinculadas más a los sectores y a los grupos de la comunidad. Entonces, de primera entrada no pareciera ser que sea una variable determinante”, mencionó Molina.
