Esposo y padre de las víctimas, asesinadas en el 2020, fue sentenciado este viernes a 76 años de cárcel que se reducen a 50 que es la pena máxima en el país.
Un Tribunal Penal de Cartago declaró al sujeto, de apellidos, Ríos Garro, autor responsable del femicidio de Fernanda Sánchez, de 31 años, el homicidio calificado de su hija Raisha, de 12 años, un delito de incendio y un delito de denuncia calumniosa.
Tras la lectura de la parte dispositiva de la sentencia, la jueza Magaly Hernández hizo una amplia explicación de los hechos que consideran probados y de las circunstancias que se dieron antes de los hechos ocurridos el 30 de julio del 2020 en San Pablo de León Cortés.
Ríos es un constructor de 55 años de edad. Durante la audiencia, que se realizó en la sala número 1, se mostró calmado e inexpresivo.
A continuación, presentamos un resumen con base en la exposición de la juzgadora. Todas las citas entrecomilladas corresponden a ella.
1-Relación impropia
El vínculo entre Ríos y Sánchez se originó cuando ella tenía 15 años y él 35, por ende, se trataba de un relación impropia. Este tipo de situaciones son penadas en Costa Rica, pero, en este caso, el delito no formó parte del proceso penal. Raisha Fabiola nació en el año 2007, es decir, su madre tenía 18 años de edad en esa época.
«Esta claro que aquí no se está juzgando el delito de relación impropia pero así se le llama y así se le tiene que llamar (…) por la condición de un adulto frente a una menor de edad».
2-Vulnerabilidad
Fernanda tuvo una adolescencia muy difícil que la dejó expuesta a situaciones de riesgo.
«Está claro para el Tribunal que Fernanda se encontraba en una posición de vulnerabilidad a sus 15 años, ya que había sufrido abandono familiar, inestabilidad, deserción escolar, consumo de alcohol y drogas a muy temprana edad; había sufrido callejización (sic) y trabajo infantojuvenil».
«No contaba con ningún tipo de apoyo o contención y es justamente cuando inicia su relación de convivencia con el imputado quien para ese momento le superaba en 20 años de edad. Evidentemente era una relación desigual y de poder».
3-Violencia constante
Las dos jueces y el juez, acreditaron que Fernanda y Raisha vivieron agresiones a lo largo de los años. Para fundamentar esa situación se apoyaron en los testimonios de testigos, dictámenes sociales forenses, estudios psicológicos e informes del OIJ, entre otros.
«Que justamente esta relación se caracterizó por un comportamiento machista por parte de don Fabio, además de ejercer diversas violencias sobre ella al igual que sobre la misma Raisha».
«Estas violencias iban desde agresiones físicas, verbales, psicológicas, entre ellas, insultos, aislamiento de la familia, amistades. Había una dependencia emocional y económica. Mediaron amenazas, entre ellas de muerte; aspectos que fueron presenciados por Raisha y que de manera lamentable culminó con la muerte trágica y despiadada de ambas».
4-Planificación
Quedó claro para el Tribunal «todo un planteamiento astuto» por parte de Ríos. En días previos, buscó a un muchacho de 17 años, sobrino de Fernanda quien vivió con ellos anteriormente y que también se encontraba en condición de vulnerabilidad.
Ríos se aprovechó de estas circunstancias para «instrumentalizar» al menor para que le ayudar con los ataques. Lo amenazó con hacerle daño a su madre y sus hermanas, que son las personas más importantes en su vida.
Mediante estas intimidaciones «impuso su voluntad» sobre el joven y lo citó el 30 de julio del 2020 con el fin de supuestamente «pegarle un susto a Fernanda», quien se suponía que iba a estar sola en la casa. El sentenciado pensó que Raisha estaba en la casa de una amiga que cumplía años.
Entre las posible motivaciones del crimen, está el hecho de que el hombre había iniciado otra relación impropia con una menor de 15 años y quería «deshacerse» de Fernanda.
5-Sin piedad
Para los juzgadores quedó demostrado que Ríos se trasladó a la propiedad donde vivía con su familia y se ocultó para emboscar a Fernanda. El hombre tomó un objeto contundente y la atacó a golpes hasta causarle la muerte.
El joven, que se encontraba fuera de la vivienda, relató que escuchó a Raisha decir: «papi no». Pese al pedido, Ríos la atacó también.
6- Desprecio
Tras los asesinatos, Ríos exigió al muchacho de 17 años que lo ayudara a mover los cuerpos para lanzarlos a un barranco que se ubica a unos 200 metros de la casa. Ahí, el hombre solía tirar restos de animales o de construcción.
La jueza expresó que esta acción representa un total desprecio del sujeto hacia Fernanda y Raisha. Trató a su esposa e hija como si fueran un despojo.
Posteriormente, pidió al menor que comenzará un incendio en la casa en un punto que ya estaba preparado para ese fin con un cúmulo de ropa rociada con acelerante.
En la acusación, la Fiscalía alegó que Ríos planeaba decir que su esposa había quemado la casa y que luego se quitó la vida. Al haber matado a Raisha, tenía que variar la historia pero no descartó inculpar a Fernanda.
Ríos trataba a Fernanda de «loca», con el fin de que las personas a su alrededor pensaran que ella era inestable emocionalmente.
7-Testimonio clave
El Tribunal dio total credibilidad al testimonio del muchacho quien fue el único testigo presencial de los hechos. El menor fue absuelto en un proceso penal juvenil pues, al inicio, se le consideró sospechoso.
A criterio de las juezas y el juez, esta persona fue una víctima más de Ríos, quien le obligó a hacer cosas que no quería a punta de amenazas e intimidaciones.
Las declaraciones del muchacho a lo largo de todo el proceso fueron consistentes. Después del crimen, el testigo vivió tan asustado, agobiado y atormentado por la situación que, cuando fue detenido, aseguró que se sintió aliviado pues había llegado el momento de enfrentar lo sucedido.
Una de las cosas que más impresionó al Tribunal fue él se reprochó fuertemente el no haber actuado distinto ese día. Mencionó que se consideraba un cobarde por no impedir que Ríos atacara a su tía y prima.
El sentenciado le dio al joven un teléfono celular, sin prevenirlo que era el de Raisha. Por necesidad, lo vendió para tener dinero.
8-Indiferencia
En su explicación, la jueza hizo énfasis en que Ríos realizó diversas acciones para desligarse de los asesinatos, sin embargo, las conversaciones que tuvo con otras personas y la forma en que se comportó, fueron elementos que se volvieron en su contra en el juicio.
El hombre se retiró a un punto de la comunidad donde fue visible para otras personas. La intención era decir que, cuando ocurrieron los ataques, él no se encontraba en la casa.
A Ríos le avisaron que había un incendio en su propiedad y al llamar a emergencias lo hizo con serenidad, incluso tratando de «mi amor» a la operadora.
Cuando arribó al sitio comenzó a «guiar» a las autoridades con supuestas teorías de lo que pudo ocurrir e incluso mencionándoles la opción de ir al barranco.
La jueza reprochó a Ríos que haya renunciado a su hija para matarla cruelmente y encubrir el crimen de su esposa. Además le señaló que su comportamiento no reflejaba el supuesto dolor que dijo tener por la pérdida.
«Fue una víctima colateral de este femicidio. Lamentablemente estana ahí y no podía quedar ningún testigo de la situación. Fue brutalmente agredida. Su propia hija. Es inconcebible pensar en esas cosas. Sangre de su sangre, carne de su carne, tirada en un barranco».
Hernández también resaltó que los estudios determinaron que Raisha fue víctimas de agresiones sexuales, aunque no se pudo establecer quién las cometió.
9-Revelaciones
Luego de los asesinatos, Ríos conversó con varias personas. En esas interacciones dijo que su esposa e hija habían sido asesinadas con una herramienta específica así como otros detalles que no podía describir sin estar involucrado.
10-Teorías absurdas
A lo largo del proceso y para desligarse del caso, Ríos habría expuesto hipótesis sobre lo que pudo haber pasado. Dijo cosas como que Fernanda tenía un amante, que vendía drogas o que era prestamista.
Esas manifestaciones fueron calificadas como absurdas por el Ministerio Público y fueron desacreditadas.
