Referente del ciclismo tico confiesa que vivió una época extraña, con altos y bajos personales que le provocaron un alejamiento de la bici. A su padre le diagnosticaron cáncer y no quería entrenar. Sin embargo, todo ha cambiado e insiste: “Me van a tener que aguantar, no un año sino más”.
Andrey Amador tomó un segundo aire en su carrera, con una nueva ilusión para volver a la élite del ciclismo internacional.
El pedalista nacional confesó a Columbia qué pasó por momentos complicados en los últimos dos años.
“Fue una época extraña, pasé al Ineos y fue cuando se me juntó el problema que había tenido con Movistar, con el cambio de equipo, fueron como cinco meses que no estaba en un equipo ni en el otro”.
“Luego se solucionó eso y fue cuando se vino la pandemia, ese año hice Tour y Vuelta, pero muy extraño, era cuando teníamos que estar confinados y estuvimos como tres meses metidos en la casa, haciendo solo rodillo y se me hizo muy pesado”.
“Luego el año pasado que todo iba normal, se me juntaron algunos problemas personales, incluso a mi papá le habían diagnosticado un cáncer, había viajado a Costa Rica antes de las Olimpiadas me acuerdo”.
Con ese panorama, llegó al 2022 y todo empezó a cambiar, incluso con la primera edición del Gran Fondo que se realizó en febrero por Ruta 27.
“Ya este año es el que más he hecho todo con normalidad, realmente he disfrutado muchísimo, se me vino también el evento (Gran Fondo), tal vez por eso lo llevo tan adentro es porque como que me dio un empujón”.
“Realmente la bicicleta la sigo disfrutando, es mi vida, no me veo sin la bicicleta, aunque hace un año estaba como peleado con la bici, no me gustaba entrenar, estaba desmotivado, ahora sí tengo ganas, vamos a seguir y me van a tener que aguantar, no un año sino más”.
