“¡Adonde están, adonde, los ‘hijue****’ que nos iban a ganar!”, cantaba Barrantes, mientras la afición respondía eufórica con un coro unísono, que luego aplaudió con la frase sin filtro del veterano: “Me cago en el muñeco”. El broche de oro, el ‘bailecito’ del cubano, aplaudido por la grada como se aprecia en video captado por ‘Columbia’. (VIDEO)
En el estadio José Rafael ‘Fello’ Meza’ no cabía ‘un alfiler’. Miles de aficionados llenaron la casa blanquiazul para disfrutar de la ‘segunda parte’ de la gran fiesta del club… o quizás sea la tercera, cuarta o quinta parte de una celebración que parece eterna.
En Cartago ya se perdió la cuenta. La provincia se volcó a celebrar todos los días. En Las Ruinas, cerca de las iglesias, en las calles con los autos ruidosos y decenas de banderas. Las casas también lucen bien identificadas.
Ayer por la noche hubo un concierto que encendió a la grada, especialmente cuando salió el grupo ‘Los Ajenos’, aunque el show se lo robaron dos personajes: El volante Michael Barrantes y el delantero Marcel Hernández.
El volante tomó el micrófono e hizo de ‘animador’ para cantar el ‘Azul, azul’ y pedir el apoyo a la afición.
“¡Adonde están, adonde, los ‘hijue****’ que nos iban a ganar!”, cantaba Barrantes, mientras la afición respondía eufórica con un coro unísono, que luego aplaudió eufórica con la frase sin filtro del veterano: “Me cago en el muñeco”.
Y luego, el cubano montó su propio show, cuando se subió a la tarima que se colocaba sobre la grama del ‘Fello’ y, con el apoyo de Barrantes y sus compañeros, pidió que le pusieran música salsa.
El delantero no lo dudó dos veces para mostrarse sus habilidades ‘sobre la pista’ con múltiples y llamativos pasos, como se aprecia en el siguiente video captado por ‘Columbia’ este ´sabado:
La afición reaccionó con múltiples aplausos y sus celulares iluminados.
Fue otra noche mágica en Cartago. Las sonrisas de don Leonardo Vargas se multiplicaron, y también las de los futbolistas cuando fueron presentados uno por uno mientras desfilaban hacia la tarima.
Quien capturó fue el técnico Geiner Segura. Entró con los brazos viendo hacia el cielo y los seguidores le respondieron con múltiples aplausos y gritos. El entrenador, visiblemente conmovido, disfrutó de su gran momento.
Posteriormente, vino el juego de pólvora, hermoso y perfecto para completar una fiesta larga, que probablemente no sea la última en la provincia, extasiada con el primer título nacional en 81 años.
